La mesa de contratación de la pública Procesa adjudicó ayer
de forma provisional la 7ª Fase de construcción de La
Manzana del Revellín, que se considera será la última. Los
trabajos corresponderán, una vez que la propuesta se eleve a
definitiva, a la adjudicataria de la obra, Corsán-Corviam
Construcción, cuya oferta es de 6.693.300 euros sin Ipsi y
un plazo de ejecución de 5 meses. Esta parte de la actuación
incluye, entre los trabajos de mayor envergadura, la segunda
fase del proyecto escénico del Auditorio, así como la
urbanización de los espacios públicos, carpintería,
revestimientos y acabados.
La séptima y, según lo previsto, última fase constructiva de
la parte pública del complejo cultural de La Manzana del
Revellín tiene desde ayer luz verde tras la propuesta de
adjudicación provisional de los trabajos, que ha
correspondido a la empresa Corsán-Corviam Construcción, del
Grupo Isolux-Corsán, la misma que ha llevado a cabo el resto
de la obra. El presupuesto de adjudicación, sin incluir el
impuesto local, el Ipsi, asciende a 6.693.300 euros y el
plazo de ejecución de los trabajos será de 5 meses.
Tal como explicaron responsables del proyecto, esta séptima
fase contempla actuaciones tan importantes como la segunda
parte del proyecto escénico del Auditorio, que conlleva,
entre otros, la instalación de los sistemas de iluminación y
motores, junto con la denominada ‘concha escénica’. El
proyecto escénico es obra del estudio de Arquitectura y
Artes Escénicas ‘Arsuna’, con sede en la localidad
portuguesa de Sintra y habitual colaborador del autor de La
Manzana, Álvaro Siza. En la última visita del Premio
Pritzker, el pasado mes de junio, el arquitecto estuvo
acompañado de los dos miembros de ‘Arsuna’, Isabel Worm y
Flávio Tirone, quienes pudieron comprobar los avances en el
desarrollo de este proyecto, que dotará al Auditorio de los
más modernos y polivalentes sistemas, desde un foso de
orquesta móvil que podrá elevarse u ocultarse a la vista del
público a un telón que se plegará en el techo del escenario,
donde quedarán también ocultos el resto de aparatos. Las
bambalinas, el telón, y el sistema de proyección de imágenes
están incluidos en esta partida, junto con los atriles de
los músicos y el acabado de la sala, paramentos, suelo y
butacas.
Además de finalizar la construcción del auditorio, la
séptima fase servirá para dar por terminada la urbanización
de los espacios públicos. Entre los elementos más llamativos
que adornarán las plazas estarán dos fuentes diseñadas por
el propio arquitecto, que mantendrán la “minimalista” línea
de La Manzana, y estarán confeccionadas con los mismos
materiales que se han empleado en los edificios, granito y
mármol. Las dos fuentes se situarán, respectivamente en la
plaza central y en la plazoleta de la esquina de la calle
Padilla con el paseo del Revellín.
La séptima fase de La Manzana contempla asimismo la
instalación de carpinterías de madera y metálica, una
partida para la adquisición de los estores que cubrirán las
ventanas y jardinería.
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Un foco de cultura y de “apoyo a la actividad económica”
El máximo responsable del
Ejecutivo ceutí, Juan Jesús Vivas, describió en sus últimas
declaraciones sobre La Manzana, con motivo de la aprobación
del último crédito para la conclusión de las obras, como un
proyecto que a su finalidad cultural une la virtualidad de
que “también va a servir para apoyar otros segmentos de
actividad económica incluso desde el punto de vista del
turismo, en concreto, de la celebración de congresos”.
“Además -señaló- tenemos que aspirar a que sea un elemento
más dentro de ese rico patrimonio cultural de la ciudad que
tanto atrae”.
En cuanto a las negociaciones con la parte privada,
propietaria de dos de los edificios, para darles también un
uso dotacional, Vivas reconoció que “no se ha avanzado
porque los esfuerzos de gestión han estado centrados en
culminar tanto los aspectos técnicos como financieros de la
parte pública, la más importante”.
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