Es posible que no haya una docena
de países con un patrimonio arquitectónico tan amplio como
el que tenemos en España, especialmente restos de las
múltiples culturas y sus oponentes a lo largo de la
historia.
Sin embargo, aunque ese patrimonio “no come pan”, necesita a
diario una serie de gastos para su mantenimiento en pie, que
nosotros no somos capaces de soportar, ni de lejos, con lo
que no es extraño ver que, especialmente, en poblaciones de
poco “tráfico turístico” las huellas de un pasado histórico
se van enterrando.
A lo largo del verano estoy, casi constantemente, en mi
tierra castellano leonesa, y recientemente he visto el
“mordisco” que el patrimonio artístico se ha llevado en
rehabilitaciones, concretamente se habla de “más de 52
millones de € en rehabilitaciones de catedrales, desde 1984.
Esto no es el chocolate del loro, ni de lejos, aunque, a
decir verdad, no es muy corriente encontrarte con una baraja
de catedrales como las de Ávila, Burgos, León, Astorga,
Palencia, Salamanca, Zamora, Valladolid, Burgo de Osma,
Soria, Segovia o Ciudad Rodrigo.
El románico y el gótico en sus distintas etapas, con la
pulcritud más notable que podamos buscar, en ninguna otra
parte.
La tajada, pues, es grande y será la catedral de León la que
se lleve, precisamente, esa tajada de su nombre con
10.296.716€, ahí es nada, desde 1984.
Y es que desde ese año, las catedrales, por necesidad propia
y no por gusto, han acaparado gran parte de la inversión de
la Junta de Castilla y León para la recuperación del
patrimonio.
1984 podemos considerarlo como el punto de arranque, el año
cero, desde que la UNESCO declaró, por primera vez un bien
“Patrimonio de la Humanidad en Castilla y León”.
Y los comienzos no podían ser en otra parte con más méritos
para empezar, Burgos. Aquí estuvo el reconocimiento que dio
a esta ciudad castellana, noble y leal, por muchas razones,
lo que implicaba una nueva puesta en marcha del Plan
Director, con el que se garantizaba la conservación de
lugares que hubieran podido llegar a desaparecer, entre
ruinas.
La denominada “Pulcra” del gótico más puro de España, al
catedral de León se ha llevado la parte más grande de esa
inversión, pero buena falta hacía la restauración de sus
vidrieras, en lo que se ha invertido la cantidad nada
despreciable de cuatro millones y medio entre 2006 y 2009.
Y a León le siguió Burgos, aquí con una subvención adicional
de algunas entidades financieras que, en parte, hacen
también suya esa recuperación.
Y ahora que hablamos de catedrales y de fuertes gastos para
mantenerlas en un estado digno, me viene a la mente aquella
situación en “semi ruinas” de cierta parte de nuestra
catedral, hace un par de años y que, si bien es cierto que
se “remendó”, no menos cierto es que una reforma y una
recuperación, a fondo, no parece que se haya concluido,
hasta hoy, ojalá alguien me rectifique mañana mismo.
Castilla y León que nunca renegó de nada, especialmente,
cuando se trata de su pasado, en el que hay que incluir las
catedrales, es posible que haya gastado mucho dinero que
hubiera necesitado para “otras” no “sé qué ” cosas, pero sin
ser persona de las que visitan a diario las iglesias, creo
que ese dinero ha sido bien invertido.
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