Dos situaciones coincidentes, que
aquí, en la línea del estrecho se tienen que influir la una
en la otra, pero que no han desmejorado el ambiente ni han
creado más complicaciones que los que hubiera en otros
momentos en la propia OPE.
Y el pasado fin de semana, en este sentido, no fue un fin de
semana cualquiera, sino que se cumplía el primer mes de esta
operación y a ella se unía el primer fin de semana del
recién comenzado Ramadán.
Aun así, en el preembarque de los vehículos que salían en
dirección a Algeciras, para luego encaminarse a Europa,
especialmente a Francia y al Bélgica, no hubo que soportar
grandes colas, como las que ha habido en multitud de
ocasiones, en unos días como estos, con lo que los
problemas, que estas largas colas suelen traer, en este caso
no existieron.
Más fluidez, mejor talante, más comprensión, sea lo que
fuera, lo cierto es que las algaradas o los enfrentamientos
a la hora de ver quien es el primero en embarcar, en esta
ocasión, hubo la suerte de que no hayan existido.
Al llevar muy pocos días, desde que ha comenzado el mes
sagrado del Ramadán, todavía no ha causado esa sensación que
ocasiona cuando ya han transcurrido dos semanas, por
ejemplo, y además hay otra circunstancia muy especial y es
que, en estos largos viajes, aunque haya que recuperar esos
días, hay una cláusula en el Corán que permite a los
musulmanes romper el ayuno en esos días, mientras hacen el
viaje, que les llevará durante muchas horas, desde su salida
hasta el punto de destino en sus residencias o trabajos en
Europa.
A la hora de hacer estadísticas, o incluso críticas, cuando
se elaboran registros y demás, lo que sí se puede hacer y se
puede decir de este fin de semana que ha concluido es que
aquí, en Ceuta, no hubo atascos, ni largas colas para llegar
al barco que trasladaría a los musulmanes, en tránsito hacia
Algeciras.
Y no es que no hubiera clientela, sino que hubo orden,
aunque más de un centenar de personas estuvieron esperando,
en cada rotación, su turno para entrar en sus
correspondientes barcos.
En esas esperas, como no podía ser de otra forma, había
anécdotas para todos los gustos, pero todas ellas en buen
tono y especialmente lo que más se apreciaba era esa fe que
hay en casi todas estas personas, su respeto por sus
creencias y su religión, así como su forma de interpretar,
para estos casos, las normas de su libro sagrado, el Corán.
Eso, posiblemente, es lo que hace que en unas circunstancias
como estas, ante tanta incomodidad y con un calor como el
que ha habido que soportar en estos días pasados aquí en
Ceuta, no hubiera situaciones de anormalidad y que, por
consiguiente, los servicios que, en otros momentos, tienen
que intervenir con demasiada frecuencia, aquí intervinieron
lo menos que se puede desear, o incluso no tuvieron que
hacer acto de presencia, para su intervención.
De todas las circunstancias se va aprendiendo un poco, y la
OPE, a lo largo de muchos años ha sido el caballo de batalla
de los conflictos en la línea del estrecho, con lo que es
posible que de lo que está sucediendo este año se saquen
unas conclusiones positivas que sirvan para el futuro, y que
cuando llegue esta circunstancia no haya alteración del
ritmo, aunque si haya que aumentar el número de rotaciones.
Es lo natural.
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