Los vecinos de Miramar Bajo se encuentran preocupados a
causa del abandono de coches habitual que se produce en su
barriada, abandono que a menudo viene acompañado con la
quema de estos vehículos por las noches. Temen que “ocurra
una desgracia” o que el incendio “se produzca durante el
día, en las horas de máximo calor y sol, y que se termine
extendiendo a los coches más cercanos o a los numerosos
árboles que hay en la zona”. Otros problemas como la
existencia de un arco de metal deteriorado en la azotea de
un edificio o de un solar abandonado en el cual se han visto
ratas preocupan también a estos vecinos.
Los vecinos de Miramar Bajo llevan todo el año temiendo una
desgracia. Sin embargo, ahora, en pleno verano, la temen más
que en ninguna otra estación. Y es que en las calles de esta
emblemática barriada que, esta misma temporada, ya ha
sufrido un incendio de coches en uno de sus aparcamientos,
se encuentran en estado de abandono un total de cinco
vehículos -tres turismos y dos furgonetas- de los cuales
tres de ellos -dos de los turismos y una de las furgonetas-
están prácticamente calcinados y “dejados de la mano de
Dios” en las cercanías del Polideportivo Díaz Flor.
“Muchos de estos coches se encuentran abandonados desde hace
meses y presentan espacios peligrosos para los vecinos y
especialmente para los más jóvenes de la barriada” explica
el presidente de la asociación vecinal de Miramar Bajo, José
Luis Gómez, que añade que “necesitamos ya una solución”.
Según los residentes de la zona, estos coches “salen
ardiendo cada cierto tiempo y siempre por las noches” y,
además, “suponen un punto de encuentro tanto para trapicheos
como para juegos de niños, los cuales ven estos vehículos
abandonados como lugares muy atractivos para jugar y no son
muchas veces conscientes del peligro que entrañan elementos
como los cristales rotos o los hierros retorcidos”.
Los vecinos de Miramar Bajo también temen, tal y como
explica el presidente de la barriada, “que estos coches
terminen ardiendo durante el día, en las horas de máximo
calor, y que el incendio pueda llegar a cotas de peligro
todavía mayores”. “Además, el fuego puede ir extendiéndose a
los coches más cercanos o a los numerosos árboles que hay
plantados en la zona” concluyen.
Estos cinco vehículos abandonados no constituyen sin embargo
las únicas preocupaciones de los residentes de esta
barriada.
En la calle Francisco Javier Salquillo del barrio, tal y
como asegura José Luis Gómez, “suele producirse un trapicheo
habitual de muebles que, a veces, terminan tirados a lo
largo de la zona y que, además de suciedad y mal aspecto,
pueden provocar, como los coches abandonados, otro
incendio”. Efectivamente, en esta calle se encuentran,a
menudo junto a árboles y matojos, trozos de muebles tales
como la puerta de una nevera o un retrete roto.
No acaban aquí las quejas vecinales. Cerca de esta misma
calle existe también un agujero que “cada vez se hunde más y
que se extiende poco a poco”. Los vecinos avisaron a Obimace
con respecto a este hueco en el suelo, cuyos técnicos lo
estudiaron “hace unos dos meses”. “A pesar de ello, aún no
hemos tenido respuesta” explica Gómez.
Arco de metal
Otro problema que los vecinos de la zona temen es el
relacionado con el arco de metal que se encuentra justo en
la azotea del ‘Bloque 1’ de la barriada, justo arriba del
‘Portal A’ de dicho bloque de pisos. “Está muy deteriorado
y, hace no mucho, perdió un trozo que acabó en el suelo:
menos mal que no había nadie cuando se precipitó” explica el
presidente de los vecinos del barrio, que añade que
“necesitamos que este arco se retire porque cualquier día va
a terminar cayéndose”.
En la barriada, además, hay un solar abandonado a la basura
en el cual los vecinos, junto a trapicheos, han podido ver
cucarachas y ratas. “Se podría colocar aquí algún local
social o una guardería para el uso de todos” explica José
Luis Gómez.
Otros problemas de Miramar Bajo son adoquines rotos y
desnivelados, bocas de incendio que no funcionan y
mobiliario urbano lleno de pintadas y deteriorado.
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