Más de 700 inmigrantes han llegado hasta las costas
españolas desde el pasado mes de abril. La diferencia
notable y lo que eleva la estadística se ha producido en la
última semana donde más de 300 irregulares, fundamentalmente
subsaharianos, han logrado ser rescatados por los servicios
españoles en las cercanías de nuestras aguas
jurisdiccionales. La llegada de un mejor tiempo climático,
unido a la facilidad que las redes encuentran en mitad de la
crisis y escalada del conflicto hispano-marroquí, hacen que
el aumento de la inmigración sea una realidad en este primer
tramo del mes de agosto.
La llegada del mes de agosto ha roto con la tendencia a la
baja de los últimos meses en cuanto a inmigración se
refiere. En una semana, han sido interceptados más de 300
inmigrantes irregulares en las costas españolas, frente a
los 400 que se habían registrado en los seis primeros meses
del año. Es decir, más de 700 irregulares ya se encuentran
en nuestro país después de haber burlado, supuestamente, los
sistemas de control de la Gendarmería marroquí. Los
inmigrantes lo intentan de todas las formas y por distintos
lugares de la costa. han llegado a Almería, Granada, Murcia,
Melilla, Ceuta Alicante y Cádiz. En pateras, en
embarcaciones de juguete, en lanchas rápidas o a nado.
Cualquier medio es bueno para conseguir cumplir un sueño: el
de entrar en Europa, aunque sólo sea quedarse en la España
africana (Ceuta o Melilla). Mejor es eso que nada.
Podría ser complicado explicar las causas de esta avalancha
de inmigrantes, pero lo cierto es que es una huida
desesperada de la crisis que viven en sus países de origen y
que no tienen miedo a perder la vida en el intento. Eso, y
que las autoridades marroquíes parecen mirar
convenientemente hacia otro lado mientras le llega el
problema a España en una vuelta de tuerca más de su
orquestada presión al Gobierno español.
A los 92 irregulares detenidos en la primera avalancha del
mes (4 y 5 de agosto) en todos los puntos de costa citadis,
hay que añadir los 250 llegados en las últimos días.
Salvamento Marítimo localizó el cadáver de una persona que
podría viajar en una patera que naufragó frente a la costa
alicantina y rescató a más de 80 inmigrantes que intentaban
llegar a España en distintas embarcaciones.
Barca hinchable de remos
Este pasado miércoles, en Algeciras, fueron rescatados 14
inmigrantes cuando intentaban cruzar el Estrecho en diversas
embarcaciones hinchables de juguete impulsadas con remos.
La Guardia Civil abordó primero, a las 06:30 de la mañana,
frente a las costas de Tarifa, a cuatro inmigrantes de
origen magrebí y tres horas después fueron localizadas cerca
de Ceuta otras dos embarcaciones, que transportaban cinco
personas cada una.
En Almería, otros 25 inmigrantes fueron rescatados el jueves
cuando viajaban a dos millas al este de Mojácar. Los
inmigrantes fueron trasladados al Puerto de Almería. En el
litoral murciano, la Guardia Civil detuvo a 22 inmigrantes
que viajaban en dos pateras.
Otros ocho inmigrantes fueron detenidos por la Guardia Civil
cuando viajaban en una embarcación a la deriva cerca de las
costas de Benzú en la ciudad autónoma de Ceuta. Y el pasado
viernes, se sumaron otros nueve inmigrantes más que llegaron
hasta el puerto deportivo de la ciudad traídos por la
Guardia Civil, más otros cinco que llevó Salvamento Marítimo
hasta Tarifa, en lo que supuso una pequeña avalancha en toda
regla en los últimos seis días, en mitad de las tensiones
que se viven entre los gobiernos de España y Marruecos por
la escalada marroquí amplificada en la frontera de Melilla,
en una estrategia que más parece tener que ver con
posiciones sobre el Sáhara.
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Cuando Marruecos tose, desgraciadamente España parece
resfriarse de manera inmediata por su aparente debilidad
Es difícil tener de vecino a un
país que genera tanta hostilidad y desconfianza donde los
gestos de buena voluntad más bien parecen una pose que una
realidad establecida desde la conciencia y la consciencia.
Marruecos tiene problemas por el sur, por el este y también
los genera por el norte, si bien en esa coordenada norteña
mantiene una relación de amor-odio con España, en tanto que
muestra, como alumno aventajado del chovinismo, pleitesía
manifiesta a Francia como verdadero amigo y adalid de lo
marroquí. En estas anda el juego. El afan expansionista
marroquí no quedó satisfecho con la Marcha Verde sobre
territorios que llegó a ser una provincia de España.
Perdido el Sáhara, nuestro país viene jugando un papel
ambigüo que Marruecos no perdona. Para los marroquíes, el
Sáhara es una cuestión de Estado y desde el 75 vienen
tensando la cuerda más o menos a gusto de las pretensiones
marroquíes sobre el tema en su relación con España. La vieja
táctica de Ceuta y Melilla que, por un lado, alimenta el
consumo nacionalista interno para unir voluntades y olvidar
problemas, y por otro causa -según qué gobiernos- temblores
en España, para desgracia de los españoles de Ceuta y
Melilla y de, afortunadamente, el resto de paisanos
peninsulares e insulares que de manera mayoritaria son
incapaces de entender tanta escenificada debilidad. “Esto a
Francia no le ocurriría”. El verdedaro problema de Marruecos
no es Ceuta o Melilla (aún -sólo es un juego-) es el Sáhara
y la posición española al respecto.
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