LUNES. 9
Alguien, a quien conozco desde hace muchos años, me llama
para pedirme que escriba unas líneas favorables a José
Antonio Sorroche Sedano (Jefe Accidental de la Policía
Local). Y le respondo: ¡Cómo voy yo a escribir de un señor
del cual no sé nada? Es más, delante de mí hay una
fotografía suya que ilustra una entrevista que le han hecho
en “El Pueblo de Ceuta” y deduzco que nunca he hablado con
él. Ahora bien, le digo a mi conocido interlocutor,
aprovecharé la ocasión para contarle al Jefe Accidental de
la Policía Local lo siguiente, por si pudiera interesarle:
la avenida del Ejército Español, la barriada de Zurrón, la
del Mixto, y alrededores se han distinguido siempre por
poderse transitar sin miedo a sufrir los ataques de
tironeros: personas que roban por el procedimiento del
tirón. Pero, últimamente, la zona se ha convertido en un
lugar inseguro y peligroso a cualquier hora del día. Así que
Jefe Sorroche, he aquí el ruego: acabe con tamaña
peligrosidad. Y así me ofrecerá la oportunidad de loarle por
primera vez.
MARTES. 10
Juan Vivas anunció, hace escasas fechas, que está dispuesto
a ser una vez más candidato a la presidencia de la Ciudad.
Si así lo creen conveniente en el PP. Y aprovechó la ocasión
para propalar que está repleto de ilusiones y que son muchos
los proyectos que obran en su poder para realizarlos en los
próximos años. Leyendo las declaraciones de Vivas, se me
vino a la memoria lo que el presidente me dijo en la última
entrevista que le hice, para la ‘Revista Siglo XXI’, hace ya
bastantes meses. Su contestación se debió a mi pregunta
sobre si podría surgir algún impedimento que le hiciera
desistir de continuar su carrera política. Y me respondió
que era algo posible si las cosas no se hacían como él
quería. Se refirió el presidente, por supuesto, a la
elección de las personas que, en su momento, deberían ir con
él en las listas. Pensemos que, en aquel entonces, Juan
Vivas no era aún presidente del partido. Y, por supuesto,
carecía del poder omnímodo que ahora tiene, por ser también
presidente del PP de Ceuta. En suma: que el próximo equipo
de Gobierno será hecho a la medida del presidente de una
ciudad cuyos habitantes están caídos de boca por él. Porque
tenemos asumido que Vivas será el vencedor, por mayoría
absoluta, en las urnas. Y a mandar, mire usted, que para eso
estamos.
MIÉRCOLES. 11
Los males económicos que ha vaticinado Juan Velarde,
premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales, han
conseguido darme a mí nuevos bríos veraniegos. Tan reputado
economista, y tan brillante estudiante en su juventud como
convencido falangista en los tiempos de Maricastaña, no ha
tenido ningún empacho en advertirnos de que no descarta la
posibilidad de que en España se repita el ‘corralito’ que
vivió Argentina a primeros de siglo. Lo cual significa, por
si alguien no lo sabe todavía, que los pocos dineros que
podamos tener en el banco sean controlados por el Gobierno.
Así que éste se encargaría de establecer la cantidad de la
que podríamos disponer en cada momento que necesitásemos de
nuestros ahorros. Digo que no me han arredrado en absoluto
los vaticinios de JV. Más bien todo lo contrario. Me han
servido para acudir cada día a la piscina del Hotel Parador
La Muralla y, tras darme los baños de rigor, pasar al
comedor para degustar los mejores platos de su cocina. Que
son muchos y buenos. Y es que al miedo uno debe enfrentarse
con el paso corto y la mirada alta.
JUEVES. 12
En la piscina del Hotel Parador La Muralla está Rafael
Peña, estimado compañero, disfrutando de su hija
María: una niña que, dentro de unos meses, cumplirá tres
años y que ha hecho que su padre pierda la chaveta. María,
sin caer en ningún tipo de exageración, es una prenda en
todos los sentidos. Y verla desenvolverse en la piscina es
ya todo un espectáculo. Quizá se deba a que es alumna de
Vicente Matoso, profesor de natación, con quien también
compartimos trabajo durante años. De Peña, en cuanto se me
presenta la ocasión, me agrada hablar y, si viene al caso,
recordar los tiempos en los que nos pasábamos días y días
escribiendo de todo cuanto se encartara. Apenas nos
concedíamos descanso. Eso sí, emprendíamos la tarea
ilusionados. Porque, aunque sabíamos sobradamente que el
oficio de escribir nunca se termina de aprender, sí exige
que uno acuda al tajo con el deseo de conseguir el mejor
artículo de su vida.
VIERNES. 13
Prosigue mi veraneo entre la playa de El Chorrillo y la
piscina del Parador Hotel La Muralla. En la que vuelvo a
disfrutar de lo lindo antes de pasar al comedor de verano.
En él, como casi siempre, me atiende Antonio Sánchez:
segundo jefe de comedor y a quien conozco desde hace la
friolera de treinta años. No recuerdo si Sánchez ha pasado
ya por esta galería, pero ni me molestaré en mirarlo, pues
que no me importaría la repetición, ya que se merece la
insistencia del homenaje. AS y yo, en cuanto se nos presenta
la oportunidad, nos ponemos a recordar a personas que fueron
importantes en el devenir del establecimiento. Hoy hemos
vuelto a charlar de Alejandro Márquez de la Rubia:
jefe de barra que marcó una época en el Hotel. A Sánchez se
le humedecen los ojos cada vez que sale a relucir el nombre
de su maestro. Y su maestro, y bien que lo airea él, fue
Alejandro. Lo cual se nota muchísimo cuando uno observa
detenidamente la atención que Antonio Sánchez, segundo jefe
de comedor del hotel más prestigioso de esta ciudad, le
dispensa a los clientes
SÁBADO. 14
Cruzamos la piscina en dirección contraria. Él lo hace
marcando estilo de nadador consumado, a pesar de los años, y
yo voy como buenamente puedo, para mantenerme a flote. Nos
miramos como se suelen mirar quienes caen en la cuenta de
que se conocen de algo. Pocos minutos después, cuando me
encuentro yo ligando color, se acerca para decirme que si
tan viejo está como para que no lo reconozca. Y a partir de
ahí nos pasamos tela de tiempo hablando de cuando la barra
del Hotel Parador La Muralla se hallaba siempre repleta de
clientes y en la tertulia de ‘El Rincón’ se divagaba a
placer. No duda en decirme que me lee todos los días,
gracias a internet. Y que desde Madrid, su lugar de
residencia, sigue la vida de Ceuta al dedillo. Me cuenta que
ha venido, tras varios años sin dejarse ver por aquí, porque
necesitaba comprobar si la ciudad estaba tan embellecida
como le habían celebrado amigos que la frecuentaban. Y no
duda en decirme que le ha encantado. Luego, como quien no
quiere la cosa, me pregunta si tengo buenas relaciones con
Francisco Sánchez Paris. Y le respondo que ni buenas
ni malas: porque no tengo ninguna. Y si acaso coincidimos en
algún sitio, nos saludamos por educación. El hombre inquiere
nuevamente: “¿Cómo se comporta FSP como asesor?”. Y a mí
sólo se me ocurre decirle que lo hace quejándose a cada paso
de sus muchas y delicadas obligaciones. Y, desde luego,
lamentándose de la vida que lleva, y poniendo cara de
padecer muchos alifafes, con el único fin de aplacar la
envidia que cree estar suscitando a su alrededor, debido a
ser el hombre en el que más confianza tiene depositada el
presidente. Es, créanme, la única respuesta que se me
ocurrió.
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