Las asociaciones que representan a las personas con
movilidad reducida, Cocemfe y el Cermi, preparan una visita
a la flota naviera que realiza la singladura hasta Algeciras
para comprobar su accesibilidad. La presidenta de Cocemfe,
María del Carmen Nieto, adelantó que una de sus
reclamaciones consiste en disponer de aparcamientos
adaptados en la bodega de los barcos, una carencia que ahora
les obliga a soportar largas esperas e incomodidades para
subir a bordo.
El caso del ciudadano con una discapacidad física que tuvo
que viajar en la bodega del barco de Acciona
Trasmediterránea por la inexistencia de accesos que le
permitieran embarcar junto al resto del pasaje ha reavivado
la preo-cupación ciudadana por el grado de adaptación de la
flota disponible en Ceuta para las personas con movilidad
reducida.
Tanto es así que las asociaciones que representan en la
ciudad a este colectivo, Cocemfe y el Cermi, están
preparando una visita a los barcos que realizan el trayecto
hasta Algeciras para comprobar su grado de accesibilidad,
según informó a este periódico la presidenta de la primera
de ellas, María del Carmen Nieto.
La portavoz de Cocemfe pudo adelantar, en base a las
experiencias de sus asociados, que la mayoría de los barcos
de esta línea marítima disponen en la bodega de la
correspondiente rampa o ascensor para poder acceder a la
zona de pasajeros. Sin embargo, la visita está justificada
porque nuevas naves han pasado a formar parte de la flota, y
resulta necesaria una supervisión de esta circunstancia.
Según prosiguió Nieto, el protocolo de actuación en el caso
de que una persona con movilidad reducida desee embarcar
está bien definido: cuando se entrega la tarjeta de embarque
se ha de presentar el documento que acredita que se trata de
una persona con una discapacidad y las navieras proporcionan
a un operario para que facilite el acceso del usuario al
correspondiente ferry. El problema fundamental surge cuando
el discapacitado desea embarcar a bordo de un coche.
Cocemfe subrayó que la flota adolece de una carencia
absoluta de plazas de aparcamiento para los vehículos de las
personas con movilidad reducida. Deben ser aparcamientos con
unas dimensiones determinadas.
Nieto indicó que la ausencia de estos aparcamientos obligan
al vehículo de la persona con discapacidad a esperar a que
entren los demás coches para poder embarcar. A la salida, el
proceso debe ser al contrario: aguardar a que el resto
desembarque para poder sacar el coche de la bodega.
Es una de las incomodidades que esperan que se corrija tras
el incidente registrado este verano. En teoría, se trata de
un sistema fácil de solucionar, pues bastaría con la reserva
de dos plazas de aparcamiento para personas con movilidad
reducida, que además podrían ser utilizadas por los usuarios
sin discapacidad física en el caso de que nadie sin esta
limitación deseara embarcar.
En el caso del ciudadano que tuvo que viajar en la bodega,
la naviera zanjó la cuestión con el regalo de un viaje de
ida y vuelta, circunstancia que no satisfizo las
expectativas del afectado.
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