Desde hace un mundo, Marruecos aprovecha la temporada
estival para reivindicar la soberanía de Ceuta, Melilla y
los peñones del Estrecho, desde las Chafarinas al minúsculo
roquedal de Perejil, que también mereció un anteproyecto de
guerra durante el verano de 2002. Y si los nacionalistas del
Istiqlal aprovechaban históricamente para ello las
vacaciones estivales, su primer ministro, Abas el Fasi,
aprovechó la clausura del curso parlamentario en la Cámara
de Representantes de Rabat para llamar a España, “país
amigo”, a un diálogo con Marruecos para acabar con las
supuestas ocupaciones, “en el marco de una visión del
futuro”.
Décadas atrás, Hassan II ya había emplazado a su primo Juan
Carlos I a establecer una “célula de reflexión” en torno al
futuro de ambas ciudades autónomas. La historia viene de
lejos pero se suscita de forma vehemente durante la misma
temporada: quizá, también, porque durante el verano se
desarrolla el programa Vacaciones en Paz, que trae hasta
España a cientos de niños saharauis.
Las dos ciudades son para Rabat una gran plataforma de
distracción
Ceuta y Melilla, hoy por hoy, y más allá del profundo
rechazo que generó la visita de los reyes a ambas plazas en
2007, constituyen dos formidables maniobras de distracción.
El objetivo fundamental del majzén marroquí es consolidar
sus posiciones en el Sáhara occidental y necesita vencer las
últimas reticencias españolas, que ya son pocas, a hacer
valer su propuesta de autonomía en aquella antigua provincia
española que sigue esperando inútilmente un referéndum de
autodeterminación desde 1993. De ahí que a los
representantes oficiales de la República Árabe Saharaui
Democrática les haya faltado tiempo para mover ficha en esta
crisis e invitar a Miguel Ángel Moratinos, ministro español
de Asuntos Exteriores, a visitar los campamentos de Tinduf.
Estas nuevas diferencias entre Madrid y Rabat se producen
justo cuando se inicia el Ramadán, cuando transcurre la
operación Paso del Estrecho, que pasa por ambas ciudades y
por el puerto marroquí de Tánger, y justo cuando se
conmemora la llamada Fiesta del Trono sin que Marruecos haya
ratificado todavía a su embajador in péctore en Madrid,
Medou Ould Soauliem, un desertor del Polisario.
Rabat habla de racismo
Los incidentes coinciden con el veraneo en España de niños
saharauis
En los últimos días, Marruecos ha llegado a denunciar “la
peligrosa tendencia racista” de la policía española por
diversos incidentes en torno a esa encrucijada fronteriza.
Lo que no deja de llamar la atención cuando en 2005 hubo
varios inmigrantes muertos al cruzar el perímetro fronterizo
de forma masiva y sin que se esclarecieran nunca las
circunstancias de dicho final hasta cierto punto anunciado.
Diversos medios de comunicación marroquíes, en especial la
agencia oficial de prensa, Maroc Arab Presse (MAP), han
prestado especial interés a las movilizaciones que se han
desarrollado en el norte de Marruecos en protesta porque la
Benemérita hubiera desembarcado en un punto de la costa
marroquí cercano a Ceuta a ocho inmigrantes subsaharianos
procedentes de Camerún, Senegal, Chad, Ghana y Gabón a los
que habrían sorprendido cerca de Málaga y que habrían sido
llevados de regreso a su punto de partida en un “estado
crítico de salud, por lo que tuvieron que ser atendidos en
el hospital de M’Diq-Fnideq”.
“Nos han llamado muchos medios marroquíes preguntando por
este asunto y a todos les hemos dicho lo mismo, que hay que
investigar el caso y que de confirmarse se trataría de una
clara vulneración de los derechos humanos. Pero también
hemos añadido que nos extraña que Marruecos se preocupe
tanto ahora de la situación de estos inmigrantes cuando lo
habitual es que los abandonen a su suerte o los persigan. No
queremos que ahora se conviertan en una moneda de cambio en
una polémica soberanista. Casi todos los medios marroquíes
han reproducido la primera parte de nuestras
manifestaciones, pero han omitido la segunda”. Así se
expresa Natalia García Caballos, responsable de inmigración
de la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía, que,
junto con Andalucía Acoge, no suele tener empacho en
denunciar los excesos policiales españoles contra los
inmigrantes clandestinos.
La preocupación marroquí por los inmigrantes sorprende a las
ONG
Pero algo huele a hipocresía en la actitud marroquí cuando
se calcula que entre 4.500 y 6.000 personas procedentes del
sur del Sáhara carecen de derechos en Marruecos, un país que
repentinamente se preocupa de la suerte de ocho de ellos.
Entidades como Médicos Sin Fronteras o la ONG Gadem (Grupo
Antirracista de Acompañamiento y Defensa de los Inmigrantes
en Marruecos) tienen documentadas, desde hace años,
agresiones de toda suerte contra esos nómadas de la
globalización a su paso por territorio marroquí.
Sin embargo, algo pasa en la frontera: en la de Melilla
pasan a diario 12.000 personas. Allí, denuncian que se ha
maltratado a Mostafa Bellahcen, de 36 años, con pasaporte
francés y residencia en Melilla, por intentar cruzar el paso
con una bolsa que contenía kilo y medio de sardinas que no
cumplían los requisitos higiénicos. O a cinco marroquíes
residentes en Bélgica que viajaban con una bandera marroquí
en la parte trasera de un descapotable. Otro caso de
supuestos malos tratos se habría producido el 29 de julio en
la persona de Karim Lagdaf, también marroquí y al que
acompañaría su madre en el momento de los hechos. Pero hay
más: las autoridades marroquíes reseñan el caso de Ibrahim
Abana, un contrabandista que habría conocido la mano dura
española, al igual que Mohamed Hamdaoui, vecino de Nador.
Críticas en España
El rey telefonea a su primo’ Hassan II para calmar la
situación
Aunque la versión oficial española habla de actuación
proporcionada, tampoco han faltado voces críticas a este
lado del Estrecho, como la de Esteban Ibarra, presidente del
Movimiento contra la Intolerancia, que ha denunciado la
existencia de abusos y, aunque no se puede generalizar, “es
notorio que se producen muchos incidentes provocados por
prejuicios”.
En efecto, no es la primera vez que se suscitan protestas
marroquíes en la frontera. En julio de 2008, el Comité de
Seguimiento de las Infracciones Policiales en la Frontera de
Melilla, una coordinadora que llegó a integrar a 19
asociaciones de Nador, llegó a paralizar el tránsito
fronterizo al denunciar “abusos policiales” hacia los
marroquíes en los dos puestos aduaneros ya citados.
En realidad se trataba de una protesta por la detención de
uno de los matuteros en dicha frontera, los minoristas del
contrabando que mantienen vivo el comercio ceutí y
melillense pero también proporcionan un balón de oxígeno a
la economía sumergida del norte de Marruecos.
El rey Juan Carlos conversó el miércoles telefónicamente con
su homólogo marroquí Mohamed VI. Según fuentes de la Casa
del Rey, ambos constataron “las excelentes relaciones” entre
ambos países, que no pueden ser dañadas por “pequeños
incidentes”.
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