El presidente de Melilla, Juan José Imbroda, confió ayer en
que el rey de Marruecos, Mohamed VI, “tome medidas y no
autorice una prueba de hostilidad hacia España permitiendo
que unos desalmados campen a sus anchas por la frontera”.
Imbroda, en declaraciones a EFE, se ha referido así a la
actividad de la Coordinadora de la Sociedad Civil del Norte
de Marruecos, una asociación marroquí formada por
asociaciones civiles de la provincia limítrofe de Nador, que
bloqueó el paso del pescado y la fruta a Melilla.
Esta asociación, presidida por Chaouki Monaim, también ha
sido señalada por el Sindicato Unificado de Policía (SUP)
como la responsable de los carteles de burla y las
provocaciones que están sufriendo los agentes del Cuerpo
Nacional de Policía y la Guardia Civil.
Imbroda ha calificado a esta asociación como “una pandilla
de 25 personas”.
El presidente melillense ha destacado la “normalidad” que
hoy se vive en la frontera de Melilla, donde ha podido pasar
el pescado, la fruta y la verdura, y ha confiado que “esto
sea una consecuencia de la llamada del Rey (Juan Carlos) a
Mohamed VI”.
Imbroda ha puntualizado que la situación de normalidad en
Melilla es “absoluta” y ha insistido en que el conflicto
fronterizo ha consistido únicamente en “fenómenos aislados”
que perjudican a los miembros de las Fuerzas de Seguridad
del Estado, los cuales “están aguantando presión,
provocaciones, insultos y algún tipo de agresión”.
El presidente melillense ha mostrado su solidaridad con los
profesionales de la Policía Nacional y la Guardia Civil.
Imbroda ha dicho también que este conflicto fronterizo
también ha perjudicado a los mercados melillenses, que ayer
quedaron desabastecidos de determinados productos.
No obstante, ha afirmado que esta situación afecta más a
Marruecos que a Melilla, ya que con el boicot al paso de
productos frescos desde el país vecino, éste pierde “un
mercado importante que tiene aquí en Melilla”.
Imbroda ha advertido de que si continúa el bloqueo de
pescado y hortalizas, Melilla puede recurrir al transporte
de productos desde la Península, al igual que ocurre en
otras ciudades españolas que no son costeras.
El mandatario melillense ha confiado en que la “normalidad”
que hoy se vive en la frontera sea “definitiva”.
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