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OPINIÓN - VIERNES, 13 DE AGOSTO DE 2010

 

OPINIÓN / EL ESQUINAZO

La chochez
 


Jesús Carretero
jesuscarretero@elpueblodeceuta.com

 

Decía el padre Feijoo que uno cuando chochea de viejo es porque, en cierta manera, también chocheaba de joven, y aunque no estoy muy de acuerdo, de ordinario, con Feijoo, en esto, sin que sirva de precedente, le voy a dar la razón.

Donde más se aprecia o se muestra ese “defecto” es en el cruce de generaciones, porque el mayor, casi siempre, pretende tener razón, mientras que el más joven, de ordinario, achaca su opinión diferente a que aquel que le supera en años ha empezado a chochear.

Quienes, desde hace años, en mi caso muchos ya, estamos en contacto diario con jóvenes estudiantes, no es extraño que en ciertas materias tengamos puntos de vista, si no encontrados, al menos diferentes. Es razonable esto.

Es complicado, si no se sabe adaptar a mentalidades más jóvenes, para un profesor, entenderse con sus alumnos, especialmente en ciertos aspectos totalmente ajenos a la propia materia docente.

Y es que el mundo que vivimos, un mundo cambiante y con cambios a gran velocidad, no se interpreta igual por una mente pausada, si no pasada, de quien ha saltado ya de los 60, que la interpretación que va haciendo, sobre los cambios, un chaval de tan sólo 18 años, pongamos por caso.

¿En ese choque de puntos de vista aparece la chochez?.Bueno..., si es que hay algo “tangible” que responda a ese término, ahí, precisamente, es donde se mostraría la propia chochez.

A lo largo de las últimas semanas, por aquello de que, en vacaciones, uno no debe estar mirándose el ombligo o contemplando las estrellas, vengo observando, en personas no muy distantes de donde yo paso el verano, un afán inmenso por buscar la razón positiva a todos sus actos, mientras que la parte contraria, más joven, por supuesto, parece estar siempre en el error.

Ni lo comprendo, ni lo voy a admitir, y parto, en primer lugar del contacto ya muy duradero con alumnos de 16-17-18 años, cuando yo, hace ya bastante tiempo he saltado de los cincuenta.

¿Se puede entender un docente o una persona mayor de 60 años, con alumnos o vecinos de 17?. Creo que si uno es profesional, o no es un simple “ceporro”, si no llevas el “paso cambiado” sí se puede entender, porque mal papel y peor futuro tendrá aquel que base su verdad, en algo fuera de unas categorías bien estructuradas.

Un joven, por el mero hecho de serlo, y dejo de lado unas calificaciones buenas, malas o regulares, es capaz de calar en el mundo de hoy, con más agudeza que quienes hemos pasado, tiempo ha, del medio siglo.

Es cierto que, a veces, sus conocimientos menos profundos, les hacen resbalar en las interpretaciones que da a lo que viene observando. Eso sí, pero que cala más profundo en el hoy y el ahora, que uno mucho mayor, eso es un hecho.

¿Por qué estoy entrando hoy en esto?. No hay una razón especial, es, simplemente, analizar una parte de la sociedad, sus normas de vida, sus planteamientos y el choque con esos planteamientos mismos, vistos desde la otra parte, en cuanto a la edad.

Y es que ahora, a pocas semanas del comienzo de un nuevo curso, en mi caso el que hace el número 42 como docente, mal haría yo con creerme que ya todo está hecho y que el profesor siempre debe tener razón, cosa que ni es cierta ni la comparto.

Sería yo un cretino o un memo si no diera su “justo sitio” a esos chavales que un día, no muy lejano, van a ocupar el lugar que hoy ocupamos nosotros. Creerme en superioridad sería estar empezando a chochear.
 

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