La representante del Ministerio Fiscal en la ciudad solicitó
ayer ante el titular del Juzgado de lo Penal número dos las
penas de cuatro años y cuatro meses de prisión y 1.773.455
euros para los tres hombres detenidos después de que la
Guardia Civil localizase casi 300 kilos de hachís en una
furgoneta, perteneciente a uno de ellos y conducida por
otro.
Tres hombres ocuparon ayer el banquillo de los acusados del
Juzgado de lo penal número dos por el delito contra la salud
pública que les imputa el Ministerio Fiscal y por el que les
pedía cuatro años y cuatro meses de prisión y una multa de
1.773.455 euros para cada uno de ellos.
Por su parte, el letrado de la defensa solicitó la
absolución de dos de sus clientes atendiendo a los alegatos
que los mismos desprendieron durante el juicio; uno de
ellos, que conducía el vehículo interceptado por hacerle “un
favor a un amigo” mientras que el otro sostuvo que no
conocía a ninguno de sus compañeros de banquillo y que se
encontraba en el lugar de los hechos “por casualidad, ya que
sólo estaba dando fuego a una persona”. Sólo el tercer
procesado admitió que había pactado el pase de 300 kilos de
droga a la península porque estaba desempleado.
Los hechos que deberá valorar el titular del Juzgado de lo
Penal número 2, que dejó el juicio visto para sentencia,
tuvieron lugar el pasado 21 de julio, cuando los agentes de
la Policía Local fueron reclamados en El Sardinero ya que
una furgoneta había realizado una maniobra “extraña”.
“Pedimos al conductor, que es uno de los acusados, la
documentación y no tenía ni permiso de conducir. Al ver que
estaba temblando, le hicimos abrir el vehículo y sólo vimos
una maleta. No extrañó que la suspensión estuviese tan baja
y decidimos llevarlo al puerto”, declararon tres agentes en
calidad de testigos.
Acto seguido, la furgoneta fue inspeccionada por la Guardia
Civil en la zona de preembarque de vehículos del puerto y en
cuanto el can “dio muestras de existencia de droga”, la
Benemérita procedió a su localización. “Habían construido un
cajón bajo el chasis del vehículo que llevaba casi 300 kilos
de hachís. El paragolpes disimulaba el bulto pero la
suspensión era notoria”, testificó el agente de la Guardia
Civil.
El único acusado que reconoció los hechos dejó claro durante
todo el juicio que ninguno de los procesados sabía de la
existencia de la sustancia estupefaciente, “de hecho, se la
jugué a mi amigo. Mientras que el otro estaba allí pero no
lo conocía de nada”.
Será ahora el juez del Penal quien valore sobre la
credibilidad de los hechos expuestos por ambas partes.
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