La huelga es un derecho que tienen
los trabajadores y nadie se lo va a negar. El mismo derecho
que tienen el resto de los españoles a viajar por todo el
país libremente. Son dos derecho innegables.
Se está pidiendo a voces una Ley de huelgas, que permita
saber a qué atenernos cuando se produzca alguna de ella.
Porque sin faltar a la verdad, ni negarle los derechos a
aquellos que los tengan, hay huelgas y huelgas. Y cosa
curiosa las huelgas se realizan cuando más daños pueden
hacer al resto de los españoles.
Con toda sinceridad, sin inclinar la balanza ni a un lado ni
a otro, no creo que España esté, en los momentos actuales,
para ninguna clase de huelga, por mucho que algunos se
empeñen en llevarla a cabo en estos momentos, cuando han
tenido oportunidad de haberla realizado mucho antes.
Que unos trabajadores que se están dejando su salud en lo
alto de un andamio a pleno sol, otros debajo de una mina que
cuando salen de la misma, no hay forma de conocerlos o
aquellos que están en el campo doblando los riñones, mirando
al cielo para que no se les vaya a estropear la cosecha,
porque es lo único que tienen, que se declaren en huelga
buscando algo mejor, pues hasta me parecería justo.
Pero que se me vengan a declarar en huelga unos señores que
ganan sesenta millones de las antiguas pesetas al año. O
sea, para entendernos todos, haciéndolas pesetas, cinco
millones mensuales, me parece una huelga injusta e
improcedente, la llevada a cabo por estos privilegiados para
los que, sin duda alguna, no existe la crisis.
Estoy totalmente de acuerdo y apoyo cuanto dice el ministro
de Fomento, José Blanco, hay que acabar, de una vez por
todas, con todos estos privilegiados, que tiene un círculo
limitado y que sólo permiten la entrada a nuevos
controladores que a ellos les interese, por las razones que
sean.
Regan, en los EE. UU, puso fin a las exigencias de todos los
controladores aéreos, sustituyéndolos por militares,
acabando con el cuento chino de todos estos privilegiados
que viven como reyes, sin tener preocupación alguna para
llegar a final de mes.
Los militares están perfectamente preparados para realizar
esa misión, además de poder tomar otras soluciones, como
sería contratar controladores aéreos de otros países, que
seguro que vendrían por la mitad de lo que ganan estos y sin
preocuparse de horas ni a cuánto se les iban a pagar esas
horas extras.
Ahora, si yo fuese el ministro cosa, por supuesto, que no lo
soy, una vez sustituidos por militares o controladores
aéreos de otros países estos no volvían más a ocupar sus
puestos.
Unos puestos que si se declaran en huelga, a quienes más van
a perjudicar son a todos aquellos trabajadores, que después
de estar reuniendo euro a euro con miles de sacrificios
durante un año, les va impedir ir a su país a darle algo con
que sacar sus familias adelante.
José Blanco, sin dar un paso atrás, debe exigir se cumplan
unos servicios mínimos que aseguren el derecho a la libre
circulación. Además debe conseguir la liberalización de este
servicio y no tener contemplación alguna a la hora de
aplicar las sanciones previstas.
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