Un años más y a partir de aquí
comienza la cuenta atrás para la siguiente, que tendrá el
mismo colorido y similares atracciones a la que ha
terminado.
Y ahora, tras una semana de bullicio, de diversión, de
“cervecitas” o de “finitos”, es preciso hacer una valoración
de lo que fue, de verdad, la feria del 2010.
Para los entendidos y conocedores de esto, ha sido una buena
feria, aunque ligeramente mitigada por la situación que vive
el país y su economía.
Para los conocedores de lo que es la seguridad, no se puede
hablar de “pureza inmaculada”, por cuanto el mismo problema
que había en vísperas de su comienzo, lo ha habido en
vísperas de su final:”el ruido asqueroso, con sus
consecuencias, de dos armas de fuego”.
Y esto, con todos los respetos para quien pueda decir que se
trata de hechos circunstanciales, ya no es algo casual, por
cuanto tiene unas connotaciones que hay que arrancar de
raíz, si es que no se quiere que en muy poco tiempo se haya
escapado de las manos la situación para dejar paso a la ley
del más fuerte.
Ceuta, que en tantas cosas, debe ser ejemplo para el resto
del Estado español, no puede permitirse el “contralujo” de
aparecer en los medios de comunicación por esas actuaciones
de descontrolados, controladamente.
Con eso no se juega y habrá que hacer lo posible y lo
imposible hasta terminar con esta lacra, que no viene de
ahora, pero que ahora se está dejando notar más.
De todas formas, yo quería hablar de la feria y no voy a
caer en la tontería de que me amarguen este gusto festivo
quienes, ni saben, ni dejan vivir, con tranquilidad, a los
demás.
La feria estuvo a la altura, en todo, salvo en una cosa que
en estos días hubiera sido el paradigma nacional, para
quienes mantienen una idea clara de esta Ciudad Autónoma.
Faltó, como otras muchas veces, un espectáculo taurino,
aunque nos hubiéramos encontrado con media docena de “antis”
que hubieran salido a la calle a hacer el Quijote, o para
que otra media docena se “despelotara” ante la mismísima
plaza de toros, negando lo que tiene de cultura, y cultura
propia, la fiesta de los toros.
A parte de esto ¿En qué tiene que envidiar la feria de Ceuta
a las de Algeciras, Estepona, Sanlúcar ..., etc, creo que en
nada y si nos ponemos a matizar, es posible que sea superior
a estas, eso sí, al otro lado del Estrecho.
Desde ahora, otra vez, la normalidad, el día a día y la
vista puesta, por parte de muchos, en lo que significa el
fin de semana, o el puente primero, para salir al otro lado
y “de paso”, por hacer algo, comprar o mirar precios de
productos que también existen en Ceuta, pero que para muchos
de los que presumen de “mi Ceuta querida”, comprar eso mismo
en Algeciras, La Línea o Marbella, “significa” comprar cosas
mejores o a mejor precio.
Yo diría que, ni lo uno, ni lo otro y si uno es sensato y
sincero consigo mismo, lo que en Ceuta te cuesta 4, al otro
lado del estrecho te cuesta casi seis, porque al precio del
producto hay que añadir el coste del barco o del
helicóptero, la comida que haces fuera de casa y el tiempo
perdido que algo debe valer.
No hay que saber álgebra para llegar a esta conclusión, pero
viajar de compras es atractivo, además de que ocasiona
“celos” en la vecina de 4º B, y eso ya, por sí solo,
justifica el tiempo perdido o el coste del billete en
Acciona, pongamos por caso.
Hemos empezado con la feria, seguimos con la provocación de
accidentes “de bala” y terminamos de compras, posiblemente,
es cosa de la globalización, que desde aquí se puede
analizar, también.
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