En respuesta a su artículo de opinión publicado en este
diario el día 5 de agosto del presente, me veo obligado a
aclararle puntos.
En primer lugar informarle que Alectoris rufa, Alectoris
graeca y Alectoris chukar no son “subespecies” como indica,
sino que se tratan de “especies”.
El concepto de híbrido parece que tampoco lo tiene muy
claro, pues el diccionario de la Lengua Española dice:
“1. adj. Dicho de un animal o de un vegetal: Procreado por
dos individuos de distinta especie. U. t. c. s. 2. adj.
Biol. Dicho de un individuo: Cuyos padres son genéticamente
distintos con respecto a un mismo carácter”.
Por lo tanto al hablar de hibridismo podemos estar
refiriéndonos tanto al cruce de razas, especies o
subespecies distintas, o de alguna o más, cualidades
diferentes.
Por otro lado es evidente que la Perdiz de granja no
mantiene las cualidades de la especie silvestre, sobre todo
en cuanto a adaptación al medio y posibilidades de
supervivencia.
Efectivamente, y como Vd. bien indica, los fenotipos
evolucionan en la naturaleza, pero por la propia adaptación
al medio, por tanto si lo forzamos artificialmente (como
pudiera ser por ejemplo la hibridación de aves silvestres
con aves procedentes de granja), la evolución no sería
natural y el híbrido tendría menos adaptación al medio y
consecuentemente menos posibilidades de sobrevivir.
Por otro lado hace una comparación con la reintroducción del
Halcón Peregrino en EE.UU. , o del Águila Imperial o el
Quebrantahuesos en España. Si se fija estas especies se
encuentran en la cúspide de la pirámide alimentaria, y son
especies que han desaparecido del medio natural (o existen
posibilidades de hacerlo), por lo tanto al realizar
reintroducciones no se pueden producir hibridaciones con las
autóctononas, puesto que han desaparecido. Asímismo estos
animales no se reproducen de forma industrial en granjas,
sino todo lo contrario, los padres conservan todas sus
cualidades, pues proceden del medio silvestre y se
encuentran en estos lugares por haber sufrido algún percance
que les imposibilita su regreso a la naturaleza. Por lo
tanto sus retoños conservan los fenotipos intactos. Además y
según prevé la legislación, para realizar reintroducciones
es necesario eliminar los factores que causaron su
desaparición en la zona. En el caso de la Perdiz Moruna no
se dan ninguna de estas circunstancias y se trata de
“repoblaciones” con fines cinegéticos, no de
“reintroducciones”.
Mire habla Vd. del profundo estudio del Profesor Nadal y
sobre análisis genéticos de un número determinado de Perdiz
Moruna al que yo podría haber tenido acceso. Mire Vd. a este
representante de SEO/BirdLife la Administración lo ha tenido
en una sequía de información absoluta, por lo que no he
tenido acceso a ese análisis genético, el cual me encantaría
estudiar. Sobre el tema del estudio del profesor Nadal, por
favor léalo y me cuenta, como con la población tan exigua de
Perdiz Moruna se pueden mandar 28 ejemplares para analizar,
por cierto dos de ello ejemplares de granjas, además
capturados el 60,71 % de los ejemplares en la primera
quincena de octubre y que ocurre que el Profesor Nadal les
da un tirón de orejas diciéndoles que el 86% de ejemplares
jóvenes y el 76,92 % de adultos estaban en muda activa y
esto lleva al Profesor Nadal a decir textualmente en su
estudio “Salvo en Ceuta, en las demás zonas de caza de la
perdiz moruna, la mayoría de los ejemplares tantos jóvenes
como adultos, ya habían terminado la muda de las remiges
primarias, por lo que estaban en plenas facultades para
defenderse en los lances de caza. Ceuta es la única zona en
la que en esta temporada 2008, hubiese sido más recomendable
retrasar las fechas de caza, considerando que esto siempre
beneficia a las poblaciones y hace mas difícil la captura”.
Oiga como le dacia anteriormente extraerle 28 ejemplares de
Perdiz Moruna a la población Ceuti para que a Vd. le digan
esto… que le digo al menos lamentable por no decir algo mas
fuerte.
Respecto a la reintroducción de fringílidos en el medio
natural, tengo que decir que se han trascrito erróneamente
mis palabras, en el sentido de que la cría en cautividad
efectivamente puede ser positiva si se consigue generalizar,
y por lo tanto no sea tan necesario la extracción de estas
especies (jilgueros, verderones y pardillos) del medio
natural, por lo tanto habría un efecto positivo sobre las
mismas, ya que se podrían anular o limitar al máximo las
extracciones.
La prohibición de la caza de la codorniz y tórtola en
contrapasa no fue un capricho mío (no llego a tanto), sino
una necesidad de adaptarse a la normativa europea y a la
4/89 que era en la que ese momento regulaba la caza en época
de migración prenupcial hoy la 42/2007 Ley del Patrimonio
Natural.
Al resto de manifestaciones y ataques personales no voy a
entrar, prefiero quedarme más con lo que nos une que con lo
que nos separa: nuestro interés común en proteger a la
Perdiz Moruna.
Reciba Vd. un cordial saludo y a la vez que me pongo a su
disposición para aclararle o asesórale sobre el tema que
estime oportuno.
* Delegado Conservación SEO/BidLife - CEUTA
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