La traca puso punto final a las
fiestas patronales hasta el año que viene en que, de nuevo,
volverán para disfrute de los ceutíes y de todos aquellos
que nos llegan, por esas fechas, desde cualquier punto de la
Península para compartir con nosotros estas fiestas.
Dicen que las comparaciones son odiosas, pero no tengo más
remedio que hacerla puesto que me vienen a la memoria
aquellas ferias donde tanto trabajé y donde tanto disfruté
con mis amigos y conocidos en la caseta que creó mi hermano
Pepe, poniéndole el nombre de “Los Abanicos”.
Aquello era una auténtica caseta de feria, como lo eran “El
Agujero”, “Don Juan”, “Agüita de la India”, “Los Varales”,
“Las Castañuelas” y otras que, en estos momentos, lamento
profundamente no recordar pero que, igualmente, llenaron la
feria de luz y colorido, dando realce a las fiestas
patronales sin salirse de lo que son las casetas de la
feria.
En los momentos actuales, las casetas instaladas en el
recinto ferial, se han convertido en pequeños restaurantes
donde el personal va a comer y beber sin más.
No existe, salvo alguna que otra excepción, poca por cierto,
una caseta que tenga instalado, en su interior un pequeño
tablao para que le juventud y los que no somos tan jóvenes
podamos marcarnos una par de sevillanas o un par de rumbitas
que, sin duda alguna, le dan sabor a las fiestas patronales.
Las casetas de aquellas ferias de mi época, todas ellas
tenían en su interior un pequeño tablao para que se pudiese
bailar al son de sevillanas, rumbitas y la canción del
verano si se terciaba o uno de eso popurrí que suelen tocar
las orquestas, y que dejan al personal con unas ganas
enormes de sentarse, pegarse un par de pelotazos mientras
comentan algo sobre cualquier asunto.
No voy a poner como ejemplo “Los Abanicos” porque todas las
noches teníamos un grupo rociero más Juan y Victoria
alegrando las veladas, Y no la pongo de ejemplo, porque cada
una de las casetas anteriormente reseñadas, tenían su música
de sevillanas y rumbitas.
He tanteado el sentir de la gente joven que, en definitiva,
son las que mandan y a todos cuanto les he preguntado me han
contestado lo mismo, echan de menos los tablaos de las
casetas para poder bailar en ellas sobre todo sevillanas y
rumbitas, que es, sin discusión alguna, lo que pega en la
feria.
Por cierto, en aquellas casetas típicamente sevillanas, no
crean que no se consumía, Aunque a algunos les cueste
creerlo me atrevería a decir, sin temor a equivocarme que se
consumía más que ahora, tomando platos típicos de las
ferias, jamón, queso, tortillas españolas, marisco,
pimientos fritos y ese caldito a las cuatro de la mañana que
te daba vida para seguir dándole alegría al cuerpo.
Una caseta sin tablao en la feria, para darle alegría al
cuerpo, es como un jardín sin flores. La solución para que
todas las casetas tengan ese tablao instalado en su
interior, para darle alegría al cuerpo y ser de verdad una
caseta de feria y no un pequeño restaurante no la tengo yo,
pero se quien tiene la solución en sus manos, para que la
feria, sea la feria.
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