El proyecto que la Ciudad promueve para convertir en un
parque el vertedero de Santa Catalina está causando
problemas en el cementerio. La empresa adjudicataria,
Dragados, ha depositado una gran cantidad de tierra en las
inmediaciones del cementerio católico, tan cerca de sus
muros, a los que sobrepasa en altura, que la caída de una
roca ha causado ya daños en una de las paredes. El vial que
rodea el camposanto está también cubierto en parte, sobre
todo, en sus aceras, por tierra y piedras y algunos usuarios
se muestran preocupados por lo que pueda suceder con la
presión y los deslizamientos de la montaña de tierra si
llueve.
Las obras que darán lugar al sellado y conversión del
vertedero de Santa Catalina en un parque afectan al
cementerio, junto a cuyos muros se están acumulando grandes
cantidades de tierra y rocas. Tal como pudo comprobar este
diario, la acumulación de estos materiales -al parecer
extraídos de la vaguada de las Cuevas, a la que se
trasladará la basura- ha causado los primeros desperfectos
en los muros que rodean el camposanto. En concreto, es
visible un agujero abierto en una tapia que cierra la zona
de ampliación del cementerio, junto a la nueva galería de
Nuestra Señora de las Mercedes.
Deslizamientos
Además de estos daños y de la presión que, en caso de
producirse deslizamientos de tierra, podría ejercer esta
montaña de tierra en las galerías de nichos, a los que
sobrepasa ya en altura, todo el cementerio está cubierto de
una fina capa de polvo. Algunos usuarios han mostrado su
temor por lo que pueda ocurrir en caso de que comience a
llover, pues se trata de una acumulación de tierra suelta y
rocas, algunas de considerable tamaño, situada prácticamente
junto a los muros.
A este problema se une la afectación del vial y de las
aceras que recorren el perímetro del cementerio católico y
que dan acceso también al crematorio y templo hindú. En la
carretera, así como en la acera se observan piedras y
algunas de las farolas que integran el alumbrado público han
sido casi “engullidas” por la montaña de tierra. Algo
parecido ha ocurrido con el pudridero de animales marinos
que la asociación Septem Nostra tiene en el lugar, y que
aparece también semicubierto por los vertidos de estas
obras.
Esta actuación está siendo desarrollada por la constructora
Dragados, mientras que desde la dirección facultativa, que
corresponde a Procesa, se indicó al inicio de las obras que
entre las medidas de seguridad que solicitaría a la empresa
adjudicataria estaba la petición de que aquella parte del
movimiento de tierras que corresponda a los residuos
orgánicos que contiene el vertedero, aún activos en su mayor
parte, se llevara a cabo en camiones con toldo. Esto se
hará, explicaban, a pesar de no tratarse de una medida
imprescindible pues, según indicaron los responsables de la
actuación, el traslado del material no se hará a través de
un núcleo poblado, sino empleando para ello el vial que
circunda los cementerios y la EDAR, “poco transitado”,
argumentaban. Sin embargo, respecto a las operaciones
previas, que por el momento consiste en la extracción de
tierras del barranco de las Cuevas y su depósito en puntos
cercanos del entorno de los cementerios, no se ofreció una
directriz en este mismo sentido.
Se da la circunstancia de que la parte del cementerio que
más directamente afectada se ve por la acumulación de
tierras es la de la ampliación, una de las mejoras
realizadas en los últimos años por la Ciudad Autónoma, que
ha invertido casi 2 millones de euros en la renovación de
las galerías de nichos más antiguas, la habilitación de
nuevos espacios y el adecentamiento general del recinto.
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Una obra que comenzó en mayo y se prevé
finalizar en el plazo de 10 ó 12 meses
Según se explicó durante la
presentación pública del proyecto de sellado y
acondicionamiento del antiguo vertedero de Santa Catalina
como parque, el material extraido del mismo para rebajar su
cota se trasladará a la vaguada de las Cueva. Previamente,
se está procediendo a la excavación de este barranco,
situado en las inmediaciones, para ampliar la capacidad del
vaso de vertido y “mejorar su estabilidad geotécnica”. Una
vez conformado el depósito, se colocarán las capas de
impermeabilización. Sobre ella se ha previsto una capa
drenante de grava, con tubos porosos para la recogida de
lixiviados en cada una de las plataformas realizadas durante
la excavación. El sistema de recogida finalizará en la balsa
de lixiviados situada aguas abajo, dimensionada para recoger
“la máxima precipitación diaria” y conectada directamente
con la Estación Depuradora. Los residuos se sellarán con
varias láminas impermeables, un geotextil con sistema
drenante de lluvia y una capa final de vegetación.
Las obras, adjudicadas a Dragados por 7,8 millones de euros,
comenzaron en mayo y está previsto que terminen en 10 ó 12
meses.
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