Estamos en plenas vacaciones, la
mayor parte de los estudiantes, en la playa, en la montaña,
o donde se encuentren, ni piensan, ni desean saber nada de
todo lo que significa el curso, como si con ellos no fuera
el asunto.
Sin embargo, unos profesionales, los libreros, empiezan a
comprender lo que va a significar el comienzo de un nuevo
curso, de aquí a poco más de un mes, con la duda de si los
libros van a estar en condiciones para ellos podérselos
servir a los que vayan a comprarlos.
De momento, y dándome una vuelta por Salamanca, que del
mundo del estudiante y de los libros, algo parece que sabe,
especialmente porque hay buenas librerías, y muy
concretamente la “Librería Cervantes”, una de las mejores de
Europa, hemos podido constatar ese temor que existe en
muchos libreros de que falten libros de texto en septiembre.
Y es que se parte de que no se han editado nuevos títulos,
suficientes, tras el cambio de contenidos, con lo que
aconsejan que la reserva de los manuales se contrate, cuanto
antes, para evitar problemas.
Lo dicho, si en Salamanca “se teme” la vuelta al “cole”, ya
veremos en nuestra ciudad, a donde parece que algunos textos
no aciertan a llegar, hasta bien entrados los cursos, y hago
esta afirmación con la experiencia que me dan, más de
treinta años aquí.
Esta vuelta al “cole” se prevé complicada y los libreros,
mientras preparan en sus establecimientos los lotes con los
libros de texto, para este curso que se avecina, 2010 –
2011, empiezan a temer el problema que se les puede venir
encima si no llegan a tener material suficiente.
Ahora mismo, según vemos en un periódico salmantino, tan
solvente como es La Gaceta de Salamanca, tras el cambio de
los contenidos de los manuales el pasado año, las
editoriales no han renovado títulos, por lo cual el número
de textos en el mercado es limitado.
Y paralelamente a este problema que afecta, tanto a libreros
como a los padres de los estudiantes, viene otro que afecta
a todas las familias, el coste del material escolar, que es
un añadido más, al final de las vacaciones, para que
septiembre sea un mes horrible, por cuanto, no menos de
cincuenta euros, dependiendo de la edad, se tienen que
gastar cada familia en el material escolar.
Crisis, congelación de salarios, paro y demás, recomiendan a
las librerías no subir los precios en papelería, para poder
seguir la marcha normal, de esta época, en cuanto a ventas.
¿Estaremos ya en la antesala de la gratuidad de los libros?.
Permítanme que lo dude, a pesar de que llevo años oyendo
esta cantinela a políticos de todos los signos, pero
apreciaciones de políticos son apreciaciones sin sensatez
que no suelen terminar en ser algo, realmente, llevadero.
Hay comunidades autónomas que parece que van por buen
camino, pero en los planteamientos, no en otras cosas, y
gracias a un sistema de préstamos de manuales, en cinco
comunidades autonómicas, donde los alumnos no tienen que
gastar dinero en la compra de libros.
Los experimentos, dicen en mi tierra, únicamente salen bien
con gaseosa, y esto de la gratuidad todavía no ha llegado ni
a experimento. Es lo que aún creo.
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