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OPINIÓN - DOMINGO, 1 DE AGOSTO DE 2010

 
OPINIÓN

Miscelánea semanal

Por Manuel de la Torre


LUNES. 26

Me recluyo en casa, debido a que siento unas molestias estomacales. Yo se lo achaco al abuso que he hecho del gazpacho. Así que me resulta imposible acudir a la cita que tenía acordada con Luis Parrillas y Charo, su señora. Aunque lo primero que hago es avisarles de que no me esperen. Me pongo, pues, frente al televisor y me convierto en testigo de la despedida de Raúl González. Y confieso que hay un momento en el cual me puede la emoción. Nada extraño para un madridista que lo es desde que vestía pantalón corto y en el Madrid jugaban Alonso, Pahiño, Barinaga, Clemente... Lo de Raúl es un hecho que habrá que seguir analizando con el paso de los años. Como futbolista, por más que uno trate de estudiarlo, jamás será posible destacarle ni una sola cualidad de forma sobresaliente. Y, sin embargo, en él se han dado todas de manera que le han permitido ser número uno durante muchas temporadas. Raúl, que quizá debió despedirse del Madrid mucho antes, volverá muy pronto a ser pieza importante en el entramado técnico del club. Se ha ido un grande. Y hay que reconocerlo.

MARTES. 27

José Antonio Carracao y José María Más se dirigen hacia la Delegación del Gobierno cuando yo camino en sentido contrario. Nos paramos y nos ponemos a charlar de todo cuanto se encarta. Así que sale a relucir, a las primeras de cambio, la forma de comportarse de un político de la ciudad que miente más que habla. También hay cabida en la conversación para que yo les cuente un pasaje vivido no hace mucho y del que más pronto que tarde escribiré para que los lectores se rían a mandíbula batiente. Aunque debo adelantar que todo depende de que yo sepa describir la escena esperpéntica que me tocó soportar. Ni siquiera el genial Ramón María del Valle-Inclán, en su día, se hubiera imaginado que un asunto de escasa importancia hubiera dado para deformar la realidad, saliendo a relucir los rasgos más grotescos que imaginar se puedan. Ah, le dije a Carracao y a Más que saludaran de mi parte al Delegado del Gobierno, José Fernández Chacón.

MIÉRCOLES. 28

Acudo a mi cita con Luis Parrillas y Charo, su esposa, y, acompañados por Mohamed Chaib, comemos en ‘El Refectorio’. Charo, mujer culta y gran conversadora, nos permite divagar a placer. Y, dado que nos sentimos muy a gusto, la charla transcurre sin ningún tipo de aridez. Los cuatro sabemos que nos hemos reunidos para disfrutar del momento. Y ponemos a disposición de la causa todos nuestros recursos. Hablamos de lo que se nos va apeteciendo. Y en cuanto aparecen los desencuentros surge, inmediatamente, el quite por parte de quien en ese instante esté situado en mejor posición. En rigor: Charo, la esposa de Luis Parrillas, a quien no se le cae de la boca el nombre de Ceuta, me ha causado una impresión inmejorable. Ojalá que ella lo haya pasado tan bien como para que desee repetir visita cuanto antes.

JUEVES. 29

Nunca he negado mi afecto por María del Carmen Cerdeira. Mantuve unas magníficas relaciones con ella y con sus padres y que se hicieron extensivas a toda su familia. Días atrás, contaba yo mi conversación con Clemente Cerdeira Morterero, en la Peluquería Logar, donde coincidimos, y ahora me plazco en escribir acerca de Charo Argüelles: esposa de mi estimado CCM. Con la que me ha sido posible charlar esta mañana en el centro de la ciudad. De manera que ya sé que está trabajando a gusto en el sitio en el cual ha ganado su plaza. Charo sabe, porque así se lo he dicho, que goza de mi amistad y también la de los míos. Porque ella ha sabido ganársela por su manera de ser. Y la manera de ser de Charo es de una sencillez pasmosa. Por lo tanto, no cabe más que finalizar este recuadro diciéndole que le deseamos siempre lo mejor.

VIERNES. 30

Después de muchísimo tiempo sin verle, hallo a Francisco Pérez Hita en los alrededores de El Pueblo Marinero. Y, tras los saludos de rigor, lo primero que me dice nuestro hombre es que no ha sido imputado en la causa por todos ya conocida. Y de la que es mejor no hablar más. De momento. El aspecto físico de Pérez Hita es inmejorable. Y así se lo manifiesto. Y, mientras hablamos unos minutos, en presencia de varios conocidos, me doy cuenta de que Paco ha vuelto a recobrar la tranquilidad. La que había perdido meses atrás por haberse visto envuelto en habladurías sobre un asunto que jamás debió salir a la palestra. Al grano: que me complace escribir que he visto a Pérez Hita disfrutando del sosiego conveniente. El que le permite mostrarse cual es: amable y siempre dispuesto a pegar la hebra.

SÁBADO. 31

El 23 de junio escribí yo una columna cuyo título era el siguiente: “El Delegado del Gobierno debe intervenir ya”. Uno de los párrafos de aquel “Oasis” rezaba así: “Todos los días, a la misma hora y en el mismo sitio, los comerciantes, los taxistas, los vendedores ambulantes y los conductores de autobuses y los viandantes en general braman contra las autoridades. Porque no entienden que éstas sean tan melifluas como para seguir permitiendo que cien personas atenten contra los bienes de otras muchas personas. De innumerables personas”. Hoy ya puedo decir que, ese mismo día, José Fernández Chacón mantuvo una conversación conmigo. En la que pude enterarme de las razones habidas para que todavía no se hubiera podido poner freno a tamaño disparate. Al día siguiente, con las precauciones debidas, conté en otra columna los inconvenientes que existían para poder pararle los pies a CCOO. Hoy, leída la sentencia de la Sala de lo Contencioso del TSJA, en relación con las manifestaciones diarias, con orquesta incluida y coche circulando en dirección prohibida y cortes de tráfico, no me cabe más que felicitar al Delegado del Gobierno.
 

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