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OPINIÓN - DOMINGO, 1 DE AGOSTO DE 2010

 
OPINIÓN / COLABORACION

Los toros …

Por Ramón Cutillas García


Afinales de los cuarenta y principio de los cincuenta. En la primera semana de Agosto, al igual que hoy, cogiendo el día de la Virgen de África ya estaba instituida la celebración de la Semana de Feria.

No recuerdo cuantas peñas taurinas habían en nuestra ciudad, lo que sí evoco entre neblinas es, que el plantel que existió en Ceuta de los emuladores de Manolete, sumaban más de cuatro. Entre los nombres que se me vienen a mi mal tratada memoria: El Momi, Luis Fort, Sanchez...?, y sobre todo por su peculiaridad, al Pajarraco, hombre sin oficio reconocido, que lo mismo hacia de aguador, que arrimaba fardos donde le llamasen, o que se iba con el carretero que tenía que transportar lo que fuese , y que en semana de toros en Ceuta, cuando le daban una becerrada o novillada, que en esa época yo no las diferenciaba, se transformaba , pasando de llevar unos raídos pantalones, remendados a la moda de la época , cogido a la cintura por un trozo de cuerda, y con el desaseo propio del trabajo que realizaba, para transfigurase al realizarse un aseo con esmero, lavada la cabeza, bien afeitado , enfundábase en un muy pulcro traje, después de ponerse una limpia y planchada camisa, ejecutada con cariñoso celo , por ser para él, por las lavanderas y planchadoras del Patio Centenero.

El Pajarraco, con impolutos zapatos, abrillantados por limpiabotas de la época ,como debía de ser, con exóticos calcetines , pero sobre todo con un espectacular pañuelo saliéndole del bolsillo del pecho de su americana, enseñoreabase desde el edificio Trujillo hasta la Plaza de los Reyes , dejando que los tertulianos del Centro Hijo de Ceuta, el Campanero, el antiguo Vicentino , La Campana , el Casino Africano y el Militar, se pudiesen dirigir a él comentándole su esplendidas faenas muy por encima de los compañeros que componía la terna.

Con más chanza que respeto, como si uno de los tontos del pueblo fuese, le alababan la faena ,que la mayoría no había visto, y le informaban, que la empresa de la plaza de toros , visto el éxito que había tenido, estaba cerrando el cartel de una corrida extraordinaria donde él ocupaba destacadamente su cabecera. Sobre el “Pajarraco” me contaron “la anécdota”, de que en una “tarde triunfal” lo bajaron a hombros hasta el Puente del Cristo, encontrándose bajo él una “traiña” o “patera”. Y desde lo alto del puente tiraron al “Pajarraco” al foso, ante el regocijo y la algarabía de la concurrencia.

Don Juan Furrasola , “Juanito” para los amigos , a mi requerimiento también me transmitió la anécdota que en su tiempo a él le habían contado sobre el entrañable “Pajarraco”. Anécdota que también me la corroboró Don José Ferreiro, “ antimadridista galáctico” por colchonero:

En el actual Parque de Bomberos, en su tiempo existió un salón de Baile, llamado Mambo, en él, los domingos se celebraban bailes con atracciones, siendo una de ellas, la parodia de las distintas suertes del toro en una corrida. Pajarraco, que vestido de luces y con una espada de madera, era el torero, terminada su faena, los asistentes en delirio contagioso irrumpían en aplausos, y después de pasear a hombros al torero, lo manteaban, mientras él se defendía con la espada de madera.

Lo cierto es que en nuestra ciudad por aquella época gozaba de una gran afición a los toros. Los octogenarios nos podrían documentar con esplendidez sobre aquella época y aquella afición y por ello y al desconfiar de mi memoria comencé a recabar información.

Entre nebulosas memorísticas me informaron, que con motivo de una ocasión muy señalada en enero del 51 ó el 52 se celebró en nuestra ciudad en la Plaza de Toros de Hadú una corrida de toros, en que aparte del cartel, se contó para el festejo con las hijas del General Misian, que abrieron la plaza ataviadas con los antiguos trajes de gitanas, hoy llamados de faralay, sentadas sobre el respaldar de un esplendido Cadillac descubierto.

Este hecho, de ser cierto, me hacía ver la importancia que tenía la tauromaquia en nuestra ciudad, ya que se aprovechaba cualquier evento para formar cartel .

Con tal de realizar unos comentarios, lo más ajustados a la realidad, me fui a los Archivos de la Casa Consistorial . Y allí, gentil y muy amablemente me informo el Sr. Gómez Barceló, después de la exposición que le hice sobre la pretensión de recoger en mi próxima colaboración, la tradición ceutí sobre los festejos de los toros.

Sin seguir el hilo de la conversación mantenida , voy a extractar la información que tan desprendidamente me facilitó:

Los primeros antecedentes que se tienen en los archivos de nuestra ciudad sobre los festejos taurinos se remonta al siglo XVIII más concretamente en el año 1749 se corrieron Toros con motivos de la inauguración de la Ermita de San Antonio.

El primer cartel de toros, data del siglo XIX (1874). Y la primera Plaza de Toros que se construyó o preparó en Ceuta fue once años después, ubicándose en la Alameda Vieja ( Plaza Colón o actual Comisaría de Policía). Una segunda plaza que se hizo en sustitución de esta fue la ubicada en el Callejón de la Botica con la peculiaridad de que era unan plaza cuadrada.

Ya en el siglo XX , en la expansión de la ciudad hacia el Campo Exterior en 1918 se construyó una nueva, en el actual Llano de las Damas, para 10 años después suplirla con la Plaza de Toros construida en Hadú que fue la que más perduró de las construidas en nuestra ciudad. Y que con posterioridad a su cierre se trajeron varias plazas portatiles, donde concurrieron destacados maestros de la torería, gracias a Concejales de Festejos como D. Luis Fort.

Es normal que en una ciudad con tradición taurina ,que en ella se alumbre vocaciones toreras. El Sr Gómez Barceló aparte de lo apuntado y de pormenorizarme que tras el apodo del Momi se encontraba Alfonso Hachuel y que tras el seudónimo del Pajarraco se encontraba Alfonso Jordán “ Pajarero Chico” me siguió narrando los que recordaba:

José Gómez “ Jarilto”, Mario Prieto, Francisco García Ezpeleta, periodista de profesión, Manuel Andréu “ Facultades” , natural de Ceuta o Tetuán, “El niño de la Palma”, que fue apoderado por Don Manuel Olivencia Amor , padre de mi estimado Francisco Olivencia, hoy disfrutando en Ronda de su compartido retiro que también lo hace en nuestra Ciudad, y por último Matías Lara “Larita”, trágicamente fallecido en accidente de circulación.

Es obvio, que la afición a la fiesta nacional, era en Ceuta considerable, recordando que yo fui también uno de los empedernidos aficionados a ella hasta los veintitantos años. En los que con motivo de la inauguración del establecimiento de confecciones que montamos en Serrano Orive, publicitando la misma, provocamos a través de la radio de la ciudad un debate sobre toros sí, toros no, sin conseguir que el Ayuntamiento se entusiasmase en la construcción de un nuevo coso taurino.

Lo cierto, en estos momentos es que la afición a la tauromaquia se ha ido extinguiendo paulatinamente en nuestra ciudad, quedando escasos rescoldos de ella, pero esto para mí no es atribuible a la falta de festejos, sino a la pérdida de tertulias, que en verano bajo el perfume de “la dama de noche” y la protección del jazmín, eran las que realmente generaban afición, al crear el partidismo, la rivalidad y el convencimiento. Por ello creo, que para el aficionado a la tauromaquia, lo de menos es presenciar una corrida, ya que la ve con los ojos del alma . Como lo menos cruel en el toreo es el daño que se le infringe al animal, ya que sin ese daño no existiría. Y es por esto por lo que la prohibición a los toros determinada por el Parlamento Catalán al que menos ha tenido en cuenta con ella ha sido al toro, ya que lo único que realmente persiguen los políticos catalanes, para mantenerse en el poder es diferenciarse de España, amputándose de su “nacionalidad” , LA FIESTA NACIONAL.
 

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