Clemente Cerdeira Morterero ocupa el puesto de cónsul
honorario de Italia en Ceuta desde que comenzó la década. Es
la tercera persona en desempeñar esas funciones en nuestra
ciudad. Aunque la comunidad de ciudadanos italianos en Ceuta
no es muy extensa, el trabajo aumenta en los meses de
verano, principalmente por los transeúntes que van de viaje
y necesitan alguna tramitación. Otros casos, los menos
agradables, pasan por asistir a ciudadanos de la República
italianca cuando son detenidos por la Policía o la Guardia
Civil por delitos relacionados con la salud pública. En
estos, se procede a informar a la embajada de Italia en
Madrid, desde donde se contacta con sus familiares.
Pregunta.- ¿Cuándo recibió usted el nombramiento de cónsul
de Italia en Ceuta?
Respuesta.- Creo que es uno de los más extensos de Españ,
porque abarca la zona de Ceuta, Melilla, Islas Chafarinas,
Peñones de Alhucemas y Velez de la Gomera. Me proponen
hacerme responsable del consulado cuando José Ríos, anterior
cónsul, dejó el cargo. El primer cónsul fue Francisco
Vallecillo, quien pasó el testigo a José Ríos, y éste último
a mí. El hilo conductor también ha sido mi padre, porque
ocupa el puesto de canciller en el consulado y empezó con
Francisco Vallecillo, continuó con José Ríos, y en la
actualidad lo sigue siendo estando yo en el consulado. Es el
‘alma mater’. Sobre el año 2000 ó 2001 fue la propuesta,
aunque los diplomas acreditativos tanto de Berlusconi como
del Rey de España son de 2003.
P.- ¿Qué proceso se sigue para llegar a ser cónsul?
R.- Una vez que acepto la propuesta, la tramitación implica
ya al Ministerio de Asuntos Exteriores y al Ministerio de
Interior. Recuerdo que el delegado del Gobierno era Luis
Vicente Moro, y un día me comentó que había llegado un
asunto mío y que tenían que investigar mis antecedentes, y
era este asunto. La Delegación del Gobierno informó
favorablemente, luego lo hizo también el Ministerio de
Asuntos Exteriores, y pasó directamente al Ministerio de
Exteriores de Italia en Roma, donde confirmaron finalmente
el nombramiento de cónsul honorario. Desde entonces, estoy
ejerciendo las funciones en Ceuta.
P.- ¿Hay muchos cónsules de Italia en España?
R.- Hay dos consulados generales, cónsules de carrera, uno
en Madrid y otro en Barcelona. Luego hay cónsules honorarios
en Algeciras, Jerez, Sevilla, Canarias, Galicia... seremos
algo más de veinte en todo el territorio.
P.- En estos diez años, ¿ha tenido muchas personas que
hayan necesitado los servicios de este consulado?
R.- Ha habido de todo. Bueno, al margen, puedo comentar que
uno de los residentes italianos más famosos de Ceuta vive en
el mismo edificio donde está el consulado, Nicola Cecchi. En
general, de las personas que están inscritas en el
consulado, se realiza el trámite y listo. También hay
algunos italianos que no se inscriben hasta que necesitan
hacerlo porque, por ejemplo, haya nacido un hijo y desean
hacerlo constar. El mayor trabajo lo tenemos con
transeúntes. En la época de verano, principalmente, nos
encontramos con turistas que vienen a Ceuta y quieren pasar
a visitar Marruecos y llegan a la frontera con su tarjeta de
identidad italiana y allí le solicitan un pasaporte y vienen
al consulado para obtenerlo, pero aquí no podemos
expedirlos.
P.- También hay otros asuntos, ya un poco más graves,
¿no?
R.- Sí, los relacionados con delitos contra la salud
pública. Cuando en alguna ocasión se detiene a un ciudadano
italiano en posesión de droga, intervenimos. Estos casos son
los que más trabajo suelen dar porque la Guardia Civil o la
Policía Nacional informa de la detención. Suele ser dentro
de las veinticuatro horas siguientes. Nos desplazamos al
juzgado, se ven los trámites, y de manera inmediata lo
comunicamos al consulado general y la embajada de Madrid.
Ponemos en su conocimiento los hechos. Durante el tiempo de
detención nos encargamos de la correspondencia o de las
revistas que mande la embajada, o cuando requieren nuestra
presencia por algún motivo concreto. Muchas veces confunden
cuáles son nuestras funciones, especialmente si no están de
acuerdo con su abogado. Nosotros no podemos actuar en ese
sentido, solamente asistirle si necesita algo que no sea
jurídico, informar a la familia... Otros temas también son
renovación de pasaportes italianos, ya se ha comentado que
no tramitamos documentación, sino que esas actuaciones las
trasladamos a la embajada de Madrid. Y algunas veces, de
forma curiosa, alguna persona ha llegado a llamar a este
consulado para preguntar qué tiempo hace en Roma porque
piensa ir de viaje.
P.- ¿Tiene más curiosidades que nos pueda contar?
R.- Recuerdo que hace unos meses, un ciudadano italiano
residente en Palma de Mallorca, había tenido unos problemas
de juicios allí. Estuvo por Ceuta unos días y coincidió que
pasó por la calle del consulado y subió. Aquí le atendimos
bien, y como aparte de ser cónsul también soy abogado en
ejercicio, le comenté algunos aspectos de su juicio dejando
claro que yo no tenía nada que ver en el tema. Yo le
aconsejé que buscara un abogado en Mallorca y cuando de
marchó para allí, me mantuvo informado, me mandó la
sentencia. Aparte de eso, el trabajo pasa por inscribir los
nacimientos.
P.- ¿La comunidad de súbditos italianos en Ceuta es
grande?
R.- No es muy numerosa, pero está bien. Son más de veinte,
aunque también hay otros que no están inscritos en el
consulado. Últimamente se ve mucho en la calle que hay
bastante afluencia de súbditos italianos. Somos más amigos y
conocidos, que la relación como cónsul.
P.- ¿Le ha tocado alguna vez algún caso de Melilla, que
entra en la circunscripción?
R.- Melilla, como está próxima a Málaga y allí también hay
otro consulado, casi siempre se dirigen allí. Yo no tengo
ningún problema en que el compañero de Málaga atienda a
Melilla. Hace un par de años me llamaron de la embajada de
Italia en España porque pedían que hubiera un traductor de
italiano en Melilla para un trabajo específico. Consistía en
que se iba a realizar un vuelo privado directo entre Roma y
Melilla con una representación del Vaticano. Yo comenté que
lo más fácil era que llevaran el traductor desde Italia.
Nunca supe cómo terminó aquella historia. También tengo
compañeros en Melilla que me avisan si surgen alguna
cuestión, pero casi siempre es el consulado de Málaga quien
se hace cargo. La proximidad y la conexión marítima y aérea
es más directa.
P.- ¿Dentro de la comunidad y el consulado se celebran
las fiestas de Italia?
R.- Así, de forma colectiva, no. En Madrid, donde hay una
comunidad muy amplia, sí lo hacen y nos invitan como
cónsules para participar en el consulado general y la
embajada. A nivel local, no.
P.- Y cuando se celebran elecciones en la República de
Italia, ¿qué papel desempeñan ustedes?
R.- No tenemos funciones de colegio electoral. Nos dedicamos
a distribuir la documentación que nos remite la embajada en
Madrid, papeletas electorales, publicidad... Ya, luego, cada
uno tramita su voto por correo y no regresa nada al
consulado, ni se tramita por aquí. No tenemos otra función.
P.- ¿El sistema electoral italiano es distinto al
español, o sus convocatorias son más o menos iguales?
R.- Más o menos lo mismo. Elecciones de parlamento nacional
y locales.
P.- ¿En las elecciones europeas pueden votar los
ciudadanos italianos en nuestra ciudad?
R.- Si se encuentran inscritos en el censo, sí.
P.- ¿Conoce usted Italia?
R.- Sí, la conozco. Fue a raíz de una invitación que me
realizó el presidente de la Ciudad, Juan Vivas, cuando nos
hermanamos con Acicatena. Esa fue una gestión que se
desarrolló a través del consulado. Creo que fue Mario Patané
el alcalde que nos llamó y propuso el hermanamiento de las
dos ciudades. Nos explicó la historia y nos pareció
interesante. Nosotros se la trasladamos al presidente de la
Ciudad y se interesó mucho. Se prepararon los actos de
hermanamiento y yo no pude asistir al primero por no
encontrarme en Ceuta en esos días. Consistió en una visita
de responsables municipales de aquella ciudad siciliana que
coincidió con las fiestas patronales de la Virgen de África.
La segunda parte del acto, la visita recíproca de los
responsables ceutíes a Acicatena, recuerdo que yo estaba de
viaje con dirección a Valencia para asistir como letrado a
unos juicios y recibí una llamada de Presidencia en la que
se me invitaba a acompañar a la delegación ceutí. Estuvimos
allí dos o tres días y fue precioso.
P.- Sí, curioso, porque estamos hermanados con un
pueblecito de la Sicilia auténtica.
R.- Recuerdo una anécdota del viaje en que Juan Vivas y yo
estábamos dando un paseo y vimos una iglesia en la que
reconocimos a Santa Mónica y San Agustín. El sacerdote no
andaba lejos de allí, vestido con un ropón largo, y al
sentir que hablábamos de ese tema, se lo levantó para
mostrar que debajo llevaba los hábitos de la orden y se
identificó como padre agustino. Le explicamos que los dos
habíamos estudiado en un colegio de la orden agustiniana.
P.- ¿Tiene pensado regresar a Italia?
R.- Entre los proyectos, siempre está. Este año ya estoy
intentando organizar un viaje para el puente de diciembre,
pero al final surge cualquier imprevisto y se puede
fastidiar.
P.- ¿Las labores de cónsul le quitan tiempo de su
trabajo?
R.- Tengo la colaboración inestimable de mi padre como
canciller. Él se encarga del papeleo, de traducciones
certificadas.
P.- ¿Hay algún horario?
R.- Normalmente, horario de oficina. Por la mañana de nueve
a dos y por la tarde desde las cinco hasta las ocho. Aún
así, si se produjera alguna llamada fuera de este tiempo, se
procura siempre atender al ciudadano. Si lo podemos
solucionar desde aquí, lo hacemos, y si no se puede, lo
trasladamos al consulado general o incluso nos ponemos en
contacto con algún municipio del que se requiera un
certificado de nacimiento. Otros temas, ya un poco
complicados se centran en el momento cuando se cambia la
tripulación de un barco con bandera italiana. Tenemos que ir
a bordo y hacer toda la documentación. Antiguamente pasaba
mucho, pero en los últimos años, solamente hemos actuado en
cuatro o cinco ocasiones.
P.- ¿Qué mensaje mandaría a los ciudadanos italianos de
Ceuta?
R.- Decirles que estamos a su disposición y cualquier cosa
que esté en nuestras manos, cuenten con que intentaremos
solucionarles los problemas sean grandes o pequeños.
P.- Para terminar, ¿el cargo de cónsul honorario tiene
caducidad o va más en función de la voluntad de seguir de
quien lo ostenta?
R.- No, no está marcado un tiempo reglamentado. Hay cónsules
que están más tiempo en el cargo y otros no. Yo me veo con
ganas de seguir en ello todavía.
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