Desde ayer los ciegos y deficientes visuales de la ciudad
puede acercarse hasta la playa de una forma autónoma y mucho
más segura que hasta ahora. Y lo pueden hacer gracias al
novedoso sistema implantado en la zona de San Lorenzo, y que
convierte a Melilla en una de las primeras ciudades del país
que habilitan parte del parte de su litoral para el disfrute
de la playa por parte de este colectivo.
De hecho, para el delegado de la ONCE en la ciudad, Juan
Carlos Rubio, esta iniciativa consigue por fin el objetivo
de “una playa para todos los ciudadanos”.
Desde hace unos años el Plan de Playas de la Consejería de
Medio Ambiente siempre ha contemplado un apartado para
promover el acceso y disfrute del litoral por parte de las
personas discapacitadas, y de ahí la adquisición de
materiales como muletas y sillas adaptadas para la arena y
el baño. Sin embargo, para la ONCE aún quedaba facilitar el
acceso a ciegos y deficientes visuales. Por ello, su máximo
responsable en Melilla quiso felicitar a la Consejería por
el trabajo realizado para que este sistema se ya una
realidad, y así este colectivo puede disfrutar de la playa
con total seguridad. “Podemos venir sin acompañantes,
localizar la playa, ir a la orilla, bañarte y volver a la
orilla coger el bastón y hacerlo con seguridad, gracias al
sistema de boyas y cordada, que indican la distancia y la
profundidad”, comentaba Rubio durante la presentación del
sistema.
Para encontrar la zona de playa habilitada para novedoso
sistema, los invidentes deberán hacer uso del dispositivo
con el que ya cuentan para la localización de los semáforos.
Una vez se conecta el mando, nada más llegar recibe una
comunicación de bienvenida por parte del “tótem de
recepción”, de esta manera sabrá que se encuentra junto a
las escaleras del Paseo Marítimo que dan acceso a la arena.
Antes de llegar al final de la pasarela, un socorrista de la
torre sita en esta zona le hará entrega de una pulsera con
un dispositivo -en forma de reloj-., el cual cuenta con una
varios indicadores: para avisar al servicio de salvamento en
caso de emergencia; para conocer los metros de distancia a
los que se encuentra de la orilla, que se le indicará a
través de una serie de boyas situadas en el agua, y para
localizar el bastón que ha utilizado para llegar al agua.
A continuación, el usuario irá encontrando una serie de tres
balizas táctiles que le indican donde podrá dejar sus
pertenencias -ropa, toalla, etc.-, y al final de la pasarela
un “tótem de playa”, indicando donde se puede dejar el
bastón empleado para llegar hasta la orilla.
Para su orientación el agua se ha instalado una cordada de
100 metros con cuatro balizas sonoras que se ponen en
funcionamiento mediante la pulsera. Una vez de nuevo en la
arena, se activa el dispositivo sonoro del “tótem de playa”
para recoger el bastón y así regresar hasta la zona de
balizas táctiles donde se dejó la toalla. Además, para mayor
comodidad de los usuarios, junto a la pasarela se han
dispuesto hasta cuatro sombrillas reservadas para
discapacitados visuales y sus acompañantes.
Obra social
Para contar con este sistema, que podrán utilizar hasta tres
usuarios a la vez, se han invertido unos 20.000 euros; una
cuantía que para el vicepresidente primero de la Ciudad
Autónoma, Miguel Marín, no puede tener mejor inversión dada
la “obra social” tan importante que se está realizando con
esta iniciativa.
Según apuntó el consejero de Medio Ambiente, Ramón Gavilán
-que agradeció la colaboración de la ONCE con esta
iniciativa- el objetivo de su área es instalar este sistema
en el resto de las playas locales, aunque ya de cara al
próximo año.
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