PortadaCorreoForoChatMultimediaServiciosBuscarCeuta



PORTADA DE HOY

Actualidad
Política
Sucesos
Economia
Sociedad
Cultura
Melilla

Opinión
Archivo
Especiales  

 

 

OPINIÓN - VIERNES, 30 DE JULIO DE 2010

 

OPINIÓN / ESPAÑA CAÑÍ

Los daños colaterales de los Tiempos Oscuros
 


Nuria Van Den Berghe
nuriavandenberghe
@elpueblodeceuta.com
 

De acuerdo. Acepto que lo de “Los Tiempos Oscuros” suena a saga tipo “El señor de los anillos” y que corremos el riesgo de que surja una moda friki de tipos disfrazados de “víctimas de la crisis”. Pero también es innegable que estos momentos permanecerán por largo tiempo en el imaginario colectivo y los recordaremos como una época de tinieblas y lo que es más trágico, como una época de mamarrachos, mangurrinos y malvados.

Dicen los científicos, pensadores y terapeutas transpersonales que estamos viviendo una etapa que nos brinda la oportunidad de poner en práctica todos los postulados de la moderna psiquiatría y la aún más avanzada neurología, con unos toques de enseñanzas de los Grandes Maestros y de la sabiduría ancestral. ¿Qué murmuran? ¿Qué si estoy en la fase delirante de un trastorno bipolar con tanta palabrería? No. No lo estoy. Lo que estoy es hasta las túrdigas de presenciar en directo los efectos perniciosos de esta crisis brutal en la que nos han metido los gobernantes, por ignorancia y estulticia. Y de la que no nos pueden sacar porque no saben, ni conocen, ni están preparados, ni son grandes cerebros de la economía, ni han estudiado en los templos del saber internacional. Me pregunto de paso el por qué de la tibieza de Rajoy y los de “el dedo” a la hora de pedir elecciones anticipadas.

“Queremos elecciones anticipadas” dice el barbas con correctísima contundencia y refinada educación. Y los otros dicen “Pues no. No queremos irnos. Aquí estamos muy bien y nos sentimos cómodos y en ningún otro puesto nos iban a pagar tan buenos dineros. E incluso puede que jamás pudiéramos acceder a “otro” puesto porque no querrían contratarnos, porque de currículum muy regular y nos veríamos en el puto paro”. Lo que tiene que hacer Rajoy es sacar a la gente a la calle e incluso a los sindicatos, pactando con ellos los dineros que hay que darles, por supuesto. Una poquita de sangre en las venas y una chispitina de cojones, si nos hace el favor.

Porque los daños colaterales que sufrimos los españoles por la ansiedad, el miedo y el disgusto cotidianos, exceden con mucho la crítica de bar a la hora del café o el rabiar ante la tertulia de Intereconomía aullando (lo he presenciado) “¡ Esos, esos queremos que nos gobiernen, que parece que tienen a un viejo en la barriga!”. Lo que estamos pasando está repercutiendo en la salud de miles de personas, en la salud física y en la salud mental, porque van unidas y son inseparables. Pero lo que considero grave es que estemos apechugando con un momento en el que familias enteras se encuentran sin trabajo, las pensiones son míseras, los impuestos abusivos, el IVA una ruina para el pueblo y los bancos ruina y media, repito, que estemos afrontando la angustia y la ansiedad en un país donde no se está al tanto de “lo último” en terapias, ni en psiquiatría y menos aún en neurología. De hecho no tenemos, como en los países cultos y civilizados, ni un triste Director General de Salud Mental, vale, un alegre Director General de Salud Mental y los agobiados recurrimos a internet y acabamos en EEUU mendigando lo nuevo para recauchutar nuestras pobres neuronas fritas y churruscadas por el estrés. Y con los neurotransmisores bailando la conga en plan anarco, con el triunfo en el concurso del venenoso cortisol, que mata y la adrenalina, ambos sirven para salir corriendo en situación de peligro, pero ahora el peligro es la ruina económica, es la falta de una esperanza real derivada de la postura firme de quien pueda rescatarnos y es la soledad del ciudadano que tiene que agarrarse enloquecido a la roja y gualda del Mundial porque necesita en los tres planos, físico, mental y espiritual, agarrarse a un símbolo que es bueno y es bello y que nos une a todos.

Los daños colaterales llenan las consultas de salud mental, donde te atiborran de ansiolíticos que no curan y como el sistema está saturado no hay quien se pare a explicar los métodos mixtos de la ciencia moderna para recuperar el buen funcionamiento del cerebro o cocorota. Nos agobiamos, perdemos facultades, mi entorno se queja de fallos de memoria, de dificultad de concentración, de deterioro cognitivo y de menor rendimiento en el trabajo. Y el menor rendimiento genera estrés y mayor ansiedad. Las frases tipo “Hay que extraer lo positivo de lo negativo” y “Tomar los tiempos tenebrosos como oportunidad de crecimiento” son idílicas, siempre que se controle la mente. Pero cuando la preocupación impide controlar suena a coña marinera y a potaje de higos chumbos encebollados.

Pero todo tiene solución. Porque todo cambia. Nada permanece inmutable. Hasta Fidel Castro espichará, de hecho ya anda que parece que está más embalsamado que el cadáver de Evita Perón. Y, por responsabilidad, por moral y por ética, son los nuestros quienes tienen que dar un ejemplo riguroso de ese “mono de cambio” que sufre el pueblo español y emprender una auténtica revolución a todos los niveles y por todos los medios para lograr que “desde ya” sean las urnas quienes manifiesten si, los españoles, nos conformamos con seguir siendo “daños colaterales” o ,por el contrario, tenemos derecho a declarar que no estamos dispuestos a conformarnos y deseamos retomar nuestro futuro y construirlo como Dios manda. Lo que “estos” tenían que demostrar ya lo han demostrado con creces.

Lo que nos toca demostrar a nosotros tenemos que hacerlo tirando de testiculina y no desde mañana, sino desde antesdeayer.
 

Imprimir noticia 

Volver
 

 

Portada | Mapa del web | Redacción | Publicidad | Contacto