Para la fiesta de los toros en
Cataluña, si es que la “sin razón” llega a “sus señorías” en
el Parlamento Catalán.
Sería un grave error que, especialmente, los hombres y las
mujeres del PP y del PSOE, en el Parlamento Catalán,
permitieran que la Fiesta Nacional, quieran o no, así se
denomina, desapareciera de una Comunidad Autonómica que ha
demostrado tener una de las mejores aficiones de España.
Particularmente, defiendo la fiesta de los toros, porque la
conozco, la he vivido y la vivo, desde dentro, lo que no
quiere decir que a todos les tenga que gustar, pero de que a
uno le guste, a que haya que arrasar con ella, va un abismo.
Pienso que, a última hora, la razón y el sentido de los
representantes catalanes no permitirán una felonía como
ésta, y si es que, todos o unos pocos representantes
catalanes están en contra de la fiesta de los toros, es
posible, y yo me uniría a ellos, que las gentes del mundo
del toro vetemos, también, los productos catalanes, a través
de los cuales, por unos impuestos que pagan, están cobrando
y bien, esos representantes, elegidos democráticamente, en
Cataluña.
Ceuta, Andalucía, Castilla –León, Castilla la Mancha,
Extremadura ..., suelen consumir, y no digamos Madrid, todo
tipo de productos que llevan la marca y el sello catalanes.
Pero en todas estas comunidades autónomas, o en nuestra
Ciudad Autónoma, hay un respeto grande por lo español, con
lo que si ahí, en Cataluña, sus señorías no quieren saber
nada de la fiesta de los toros, es posible que los
productores de ese gran producto que es el cava catalán, se
tengan, que quedar con una buena parte de él, porque les
atraiga otro producto similar, incluso francés, de donde no
se ha desterrado esta fiesta taurina.
Hay decisiones que no conllevan nada trascendental, pero las
hay que pueden acarrear consecuencias imprevisibles para el
futuro. Esta puede ser una de ellas.
Y hay una cosa, la prohibición de algo que agrada a un
porcentaje elevado de la población y que nada perjudica a
los que no son seguidores de la fiesta de los toros,
conlleva, sin más, privar por la fuerza del capricho, a unos
ciudadanos, de algo que les corresponde o de algo a lo que
pueden acceder, voluntariamente.
Los parlamentarios catalanes tienen en sus votaciones el
seguir a una minoría separatista, que lleva todo lo que sea
español, a los antípodas de lo que es España.
Las corrientes separatistas, lícitas por otra parte, podrán
reemplazar, es de suponer, la cantidad de ventas de
productos de Cataluña por otra cosa, igual o más positiva,
todo lo que no sea así sería tan incongruente como estar
“tirando piedras contra su propio tejado”.
Los toreros, las primeras figuras, han empezado a levantar
la voz, incluso un catalán que ejerce como tal, Marín, ha
manifestado que se plantea no seguir y por tanto marcharse
de su propia tierra.
¿A dónde vamos?¿Será el PSC, hermano o primo-hermano del
PSOE, capaz de arriesgar con esta decisión a romperse un
poco más, en estas fechas?. Mal harían en entrar en ese
juego, o en pasar a la historia como los que desterraron la
fiesta de los toros de Cataluña.
Sensatez, sentido común, responsabilidad y, especialmente,
saber valorar lo que es nuestro, eso es lo que yo pediría a
las señorías del Parlamento Catalán.
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