A mí me agrada sobremanera volver
a leer libros que me hayan entusiasmado. Y aprovecho el
verano, aun a costa de sacrificar la siesta, para cumplir
con semejante ejercicio. Desde hace pocos días tengo por
delante la segunda parte de ‘Don Quijote de la Mancha’. Y me
lo paso bomba. Y, cuando lo creo conveniente, dejo a un lado
la lectura de Cervantes para alegrarme la vida con
los ‘Siete pecados capitales’. De Fernando Díaz-Plaja.
En el capítulo correspondiente a la envidia, me detengo en
el siguiente párrafo: lo tremendo de la envidia española es
que hace falta muy poco, casi nada, para despertarla. A
Jardiel Poncela, que era bajo, le irritaban los americanos
por su estatura. El simple hecho de que existieran lo
consideraba el estupendo escritor como una ofensa continua.
“No hace falta ser tan alto...”, murmuraba indignado cuando
pasaba junto a él alguien de un metro ochenta...
A mí, sin embargo, me han gustado siempre, vamos, desde que
tuve uso de razón, los hombres altos, tan altos como para
medir más de 1,90. Que es la estatura ideal para ser portero
de fútbol. Y es que con semejante altura, y el justo valor,
no hay manera de que se abuse del guardameta en el área
pequeña ni en las salidas cuando se trata de atajar el balón
que viaja por el cielo.
Es lo que explicaba muy bien Benítez, técnico del Liverpool,
hace unos meses. Declaraciones que han sido actualizadas el
pasado martes, en 20 minutos. es. “Reina es el mejor portero
de la Premier League y de España. Reina tiene un estilo muy
bueno para cualquier Liga, especialmente para la Premier
League porque es necesario ser muy físico. El balón está
mucho tiempo en el aire y es bueno en el área pequeña y en
las salidas”.
Opinión que no tuvo el menor inconveniente en compartir
Fernando Torres; compañero de Reina en el Liverpool. “Reina
es actualmente el mejor portero del mundo”. Los dos, Benítez
y Torres, durante muchos días soportaron las impertinencias
de quienes estaban en desacuerdo con ellos.
Buyo, en la temporada 74-75, me fue recomendado a mí
por Amador. Ex jugador del Celta de Vigo, Atlético de Madrid
y Mallorca. Amador, rico hostelero en Palma, por ser
propietario de la Casa Gallega, restaurante de moda, era el
padrino de Buyo. El cual llegó con diecisiete años a un
equipo que contaba con dos porteros veteranos. Buyo era de
baja estatura. Y su dominio del juego por elevación daba
pena. Cantaba en las salidas por bulerías. Y hubo que
dedicarle mucho tiempo para que pudiera progresar. Un día,
Chus Pereda, seleccionador juvenil, me dijo
que lo iba a alinear frente a Portugal. Y le respondí que el
chico no estaba aún suficientemente adiestrado. No me hizo
caso. Y España encajó nueve goles. Capello, que
pensaba de la misma manera que yo en cuanto a los porteros,
lo fulminó nada más llegar al Madrid.
En relación con Iker Casillas, conservo
artículo de Alfredo Relaños, esa eminencia de
director de As, que hoy me lo voy a reservar. Aunque a mí me
importa un carajo lo que piensen los demás. Las
retransmisiones futbolísticas de nuestras televisiones me
parecen excelentes. Y, sobre todo, las de Canal Plus.
En cambio, Carlos Martínez, como narrador, habla
demasiado, incurre constantemente en redundancia, repitiendo
para el espectador algo que el espectador ya sabe porque
está siendo testigo de ello. Y a otra cosa, mariposa.
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