Aunque no falten reconocimientos
puntuales a la labor de los Bomberos y de las Fuerzas y
Cuerpos de Seguridad del Estado y Policía Local -casi
siempre vinculados a las celebraciones con motivo de sus
respectivas festividades-, no está demás que, de vez en
cuando, se aplauda y agradezca su difícil y en muchos casos
sacrificada labor. Ayer, cuando escribíamos acerca del
importante trabajo que desarrolla la Policía Local en el
control de las violaciones de las Ordenanzas, que a menudo
tanto perturban la vida cotidiana de los ciudadanos de bien,
se producía un suceso, el incendio en un garaje de Miramar
Bajo, que movilizó, todos a una, a cada uno de estos
servicios. A los miembros del Cuerpo de Extinción de
Incendios y Emergencias, siempre al pie del cañón y
dispuestos a arriesgar sus vidas para salvar las de otros en
operaciones que no pocas veces resultan muy peligrosas, se
sumó la labor voluntaria de agentes de la Guardia Civil. La
Policía Nacional ayudó también a la Local a atender a los
vecinos evacuados, en una actuación que no sólo por fortuna,
como suele decirse, sino también por la rápida y eficaz
actuación de todos ellos, se saldó sin que hubiera que
lamentar daños personales. Cruz Roja asistió a los afectados
por inhalación humo, y todo ello, con celeridad y
coordinación.
Dentro de este gran equipo, la función de los Bomberos, que
recientemente han realizado unas de sus duras oposiciones en
la ciudad, es especialmente digna de elogio. A pesar de que
su tarea se desarrolla siempre en circunstancias
complicadas, es un Cuerpo cuyos miembros se destacan de
forma especial por su siempre atenta actitud hacia los
ciudadanos a los que sirven y también, dicho sea de paso,
hacia el trabajo de información que, también a veces en
circunstancias complicadas, hemos de hacer los periodistas.
La suma de este capital humano y, por su puesto, de su
correcta dotación, tanto de recursos humanos como
materiales, es lo que marca la diferencia de una sociedad
más civilizada y segura.
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