A media mañana del pasado miércoles 21, una decena de
activistas se concentraron pacíficamente delante del
Consulado de España, leyendo un comunicado en el que se
pedía la dimisión del jefe de policía y del delegado del
Gobierno en Melilla.
Llueve sobre mojado. Uno de los problemas. El otro y al
contrario que en la frontera con Ceuta, las nada fluidas
relaciones entre la policía española y la marroquí. Y de
fondo, un comisario jefe del Cuerpo Nacional de Policía que
parece mandar más que el delegado del Gobierno en Melilla.
“Lo que está pasando estos años, rotura de pasaportes,
abusos como no dejar entrar coches con más de dos personas y
el último incidente con los cinco jóvenes emigrantes
nacionalizados en Bélgica, no pasarían si estuviera aquí el
antiguo delegado del Gobierno Fernández Chacón, ahora en
Ceuta”, señala Abdelmounim Chaouki. “Tenemos grabaciones en
video”, apostilla. “Cuando España ganó el Mundial, miles de
marroquíes salieron contentos en muchas ciudades con vuestra
bandera. ¿Cómo es posible que se impida el paso a cinco
jóvenes emigrantes, por lo demás nacionalizados belgas,
porque la matrícula de su coche llevaba incorporada una
pequeña bandera marroquí?”. Cuando menos y en este caso,
parece haber un claro exceso de celo y una falta de
reflejos.
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