De los controladores aéreos, en relación a la opinión
pública, radica fundamentalmente en la opinión publicada,
que crea un dictamen muy veraz sobre la realidad de sus
comportamientos ante la Administración y sobre las
incidencias que directamente, pero que muy directamente
incurren en los usuarios de las líneas aéreas, que somos los
que realmente salimos perjudicados, junto con las líneas
aéreas, de las consecuencias que se derivan de las actitudes
de este colectivo.
Es incuestionable que las incidencias sobre los
controladores nos repercuten sobre todos aquellos que
tengamos que adquirir un billete aéreo para desplazarnos por
este medio. Por lo que interpreto que todos deseamos lo
mejor para este colectivo que de manera tan directa nos
afecta a los que tengamos que coger un avión. Máxime, cuando
las estadísticas nos afirman que la mayor parte de los
accidentes aéreos se sufren en los despegues y aterrizajes
de las aeronaves. Por lo que por egoísmo tenemos que
solidarizarnos con este colectivo , que son los que dirigen
y determinan cuándo deben entrar o salir las aeronaves de un
aeropuerto, momentos en los que depositamos nuestras vidas
en sus manos y en las de los pilotos y tripulación de las
aeronaves.
Por usuario de líneas aéreas, me he de solidarizar con los
controladores para la consecución de mayor equilibrio en la
ejecución del trabajo que realizan en los momentos del
despegue o aterrizaje de la aeronave que he cogido estoy
poniendo en su buen hacer mi vida. Y es por lo que les deseo
que en esos momentos tan sólo tengan presente lo que están
realizando y no se puedan distraer con otros aconteceres
distintos a la labor que desarrollan.
Aunque se me pueda achacar que mi solidaridad con este
colectivo es por puro egoísmo, lo acepto. Quiero para ellos
lo mejor, porque en ese mejor se encuentra que durante la
ejecución del ejercicio de sus funciones tan solo tenga en
su mente las correctas coordenadas que tiene que llevar el
piloto y que no exista posibilidad de lagunas por estar
pensando en la precariedad de su empleo o en el exceso de
trabajo por falta de personal.
Lo que no puedo hacer es solidarizarme con un colectivo,
constituido en la actualidad como grupo coercitivo, por la
tolerancia de diversas Administraciones, que han permitido
al consentir que el grupo sea el que habilite a los
individuos/as, para que puedan ejercer su oficio. Oficio, al
decir de algunos mal pensantes, que aunque no se exigía
extraños requisitos , ya que se limitaban a que el
solicitante tuviese 21 años cumplidos, bachiller superior
aprobado y someterse a pruebas de Ingles y , psicotécnicas ,
sin embargo su admisión quedaba limitada a unos escasísimos
seleccionados que por regla general eran familiares de los
controladores en ejercicio.
Lo que muy bien pudiera justificar por el entramado genético
que se da en este oficio haya propiciado como nos dice Doña
Marisa Recuero en el Diario el Mundo, del pasado 20, que
desde la entrada en vigor de la Ley que regula la prestación
de servicios de control aéreo , el 14 de Abril próximo
pasado se hayan incrementado las bajas laborales de los
controladores aéreos .Bajas sorpresivas, que por ello
desestabiliza el servicio y los controladores que quedan al
frente de esto y que con ello indudablemente, pudiera crear
un gravísimo perjuicio al servicio y con ello a los
tripulantes y viajeros de las aeronaves.
La inconsecuencia de las acciones de los controladores
aéreos con las bajas que presentan amputando con ello de
personal las Torres de Control y sobrecargando de trabajo a
los compañeros en servicio pudiera propiciar accidentes tan
graves que cuanto menos podría decir que ponen en peligro a
tripulante y pasajeros de las aeronaves a las que deben
facilitar el servicio de control. Servicios de control que
se hallan mermados en principio por ausencias y por la
distracción que las mismas pudieran producir en los
controladores presentes.
Que las bajas que presentan los controladores/as son
conspirativas y encubren una huelga , nos lo recoge la
propia comentarista al afirmar que el 90 % de ellas son
motivadas a ataque de ansiedad , estrés, problema
cervicales, subida de la presión arterial, ya que las
dolencias expuestas son tan sobrellevables como para poder
acudir al centro de trabajo y esperar que un compañero/a
la/e pueda/e sustituir sin perjudicar con ello el servicio
ni poner en riesgo tripulación y pasaje. Pero sobre todo lo
demuestra la advertencia de la UNION SINDICAL DE
CONTROLADORES AEREOS: “La falta de trabajadores en las
torres de control irá a más y habrá más bajas si Aena sigue
programando igual”.
Es evidente que lo de los controladores aereos es una huelga
orquestada para poner en solfa a Pepiño a través de un
sindicato que no pertenece al PSOE ni a ningún tipo de
izquierda, por los emolumentos que percibían los
controladores hasta la entrada en vigor de la antedicha Ley
de 14 de Abril en la que se modificó la percepción
retributiva en función de lo que nos manifiesta Doña Marisa
Recuero : “ Con el antiguo convenio, un controlador
trabajaba 1.200 horas ordinarias y hasta 600 horas
extraordinarias anualmente.Con la nueva Ley, las ordinarias
se incrementaron hasta 1750 horas y las extras se redujeron
a 80… Esta disminución de horas extras …hizo que el salario
medio cayese de 375.000 € anuales a 200.000 € anuales…”. En
función “…de que las horas extras se pagan 2,65 veces mas
que las horas ordinarias…”
Siendo ésta y no otra la verdadera razón de la huelga de
servicios mínimos encubierta por las bajas laborales en un
periodo que por vacacional conlleva un incremento
considerable en el transporte aéreo y representa un
grandísimo perjuicio irreparable para muchos de los usuarios
.
Siendo el de la huelga un derecho legitimo, la encubierta de
los Controladores , que no es la primera que se hace, queda
ilegitimada por haber transcendido que la misma no se
realiza en protección de los usuarios, si no buscando el
mantenimiento de los emolumentos conseguidos hasta el 14 de
Abril pasado. Por lo que la huelga de mínimos, encubierta
con bajas laborales representa un peligro para tripulación y
pasaje, por la merma de personal en las Torres de Control.
Por ello y a mi pesar he de felicitar a Don José Blanco,
Ministro de Fomento, por haber puesto de una vez por todas
el punto donde anteriores ministros no lo hicieron.
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