Cada verano el grupo de voluntarios de Cruz Roja están
vigilando las playas para garantizar la seguridad de los
bañistas.
La función de un voluntario es prevenir. “El mejor
socorrista no es el que más personas salva, sino el que más
previene y el que sabe actuar de la manera más correcta”,
relata uno de los socorristas.
Este despliegue de voluntarios de Cruz Roja se hace en las
playas del Chorrillo, Ribera, Tarajal, Miramar y Benitez,
con un total de 50 voluntarios diarios, 6 en embarcaciones,
6 en ambulancias y el resto en las playas, (de un total de
unos 100).
En cada una de las playas, hay una cobertura (son las zonas
que cubren los voluntarios) que llega de un espigón hasta el
otro espigón, aunque cubren otras partes, por el bienestar
de los bañistas.
Las boyas son las que delimitan la zona de baño por las
medusas y otras por el peligro que puede suponer las
embarcaciones para los que están en el agua. A todas las
personas que salen de la zona de seguridad, se avisa a la
embarcación para alertarles.
Las zonas de vigilancia van de la siguiente forma, hay 2
sillas por las que pueden divisar toda la playa, una torre
de unos tres metros de altura y una caseta en el que está el
encargado y una persona que se ocupa de la asistencia
primaria, donde se hacen las curas por algún incidente.
Los rotaciones son una novedad de este verano, la duración
es de una hora, los socorristas van de dos en dos, rotando
por cada uno de los puestos. Este sistema hace que sea más
cómodo y dinámico.
El sistema de comunicación entre los voluntarios va por
transmisores, por si hay alguna incidencia y así poder
acudir lo antes posible a la zona.
En la playa de la Ribera hay 7 socorristas y un primeros
auxilios por la mañana, por la tarde y en fin de semana son
8 acuáticos y asistente primario, que están apoyados a su
vez por una embarcación y una ambulancia (totalmente
equipada por cualquier percance) con un conductor, un
técnico y un enfermero que es el que da los medicamentos,
que es el que decide si es trasladado al hospital si
procede, todo esto poniéndose de acuerdo con el centro
coordinador del 061.
En las playas suelen estar los mismos voluntarios y estos ya
conocen a los usuarios de las playas, hace tener una
relación por lo que se puede dominar la playa, y esto hace
que haya un ambiente ameno.
Los horarios entre semana son de 11 de la mañana a 7 de la
tarde y los fines de semanas y festivos, ya que sube la
afluencia de gente en la playa, se alarga una hora más para
que los bañistas estén seguros.
Las tres embarcaciones a las 11 de la mañana ya están
preparadas para salir, que cubre la playa de Benítez,
Chorrillo, la Ribera, Miramar y Tarajal. En la embarcación
va el patrón y el marinero, que son socorristas por si hay
alguna incidencia en alta mar.
Las patologías más comunes en las playas son pequeños cortes
por las rocas o cristales que pueda haber en el suelo,
quemaduras por el sol o por púas de erizo.
Para ser un buen socorrista, los requisitos son, primero,
ser mayor de edad, después se saca un curso de primeros
auxilios. Estos cursos los imparte Cruz Roja, que son muy
completos (estudios de RCP, reanimación...), para luego
acceder al módulo de salvamento acuático, que tiene unas
pruebas de acceso, como por ejemplo las de natación (200
metros en menos de 3 minutos y 40 segundos, 50 metros en
menos de 40 segundos y 25 metros de buceo). Quien supera
estas pruebas está en condiciones de afrontar el curso.
Cuando se accede, se empieza el módulo de socorrismo en
agua, que tiene su parte teórica y su parte práctica, tanto
en piscina como en playa. Con esto se adquiere los
conocimientos necesarios para trabajar de socorrista. “Hay
que estar en forma y ser un nadador competente, no son
pruebas fáciles”, aclara uno de los voluntarios encargado
del módulo de la playa de la Ribera.
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