Parece un contrasentido, pero no
lo es, y de inmediato se están buscando interpretaciones que
nunca se podrán demostrar que sean las causas de esta
realidad.
Una realidad que tiene sentido, y mucho más cuando se trata
de la Guardia Civil, un cuerpo modelo dentro de las
instituciones de nuestras tierras.
Madrid, que no es la Comunidad Autonómica con menos
habitantes y con menos circulación, tiene una baja en las
multas de la Guardia Civil, de un 90%. Son datos muy
recientes.
Y no todos enfocan esta situación bajo unas mismas
perspectivas, por cuanto la Asociación Unificada de Guardias
Civiles en Madrid (AUGC-Madrid) ha denunciado esta
circunstancia, pero matizando que eso no es igual en todas
partes, sino que depende del subsector.
Siguiendo con esto, la propia AUGC-Madrid achaca este hecho
a la falta de medios y a la precariedad laboral.
Y en el centro de una explicación, si es que tiene alguna,
no podía faltar el político “enchufaillo” de turno, en este
caso Pere Navarro, que admitió que “hay casos” de agentes
que están dejando de formular algunas multas, por la llamada
huelga “de bolígrafos caídos”.
Una vez más, Pere Navarro “machacando” a los profesionales
que intervienen en la buena marcha del tráfico y en su
mejora. Y es que, si los profesionales, los de verdad, de
tráfico están teniendo alguna negligencia, esa es,
únicamente, la de “no haber corrido a gorrazos” a este
político que, gracias a llevar un carné, con unas siglas
determinadas, en la boca, por eso, no por su valía
contrastada, ocupa el cargo que está ocupando, desde hace
tiempo.
Desde mi perspectiva, la mía, esa rebaja se tiene que deber
a una mayor concienciación de los conductores, que no
quieren jugar con su propia vida y que, salvo raras
excepciones, cada día respetan más las normas de la
circulación.
Y que la Guardia Civil no deja de lado sus obligaciones,
queda patente en que en los casos graves o muy graves, las
denuncias siguen existiendo, con lo que los agentes que
controlan el tráfico no están de brazos caídos o, mucho
menos, de “bolígrafos caídos”.
Y hay más, y por ello las leyes se muestran más justas
cuanto más flexibles pueden ser, el reglamento del Cuerpo
permite al agente advertir o sancionar a un conductor, en
caso de que considere que está cometiendo una irregularidad.
Una vez más, analizando la situación con objetividad, queda
palmariamente claro que si se han rebajado, hasta en un 90%
las multas, no es por dejación de funciones de la Guardia
Civil, sino por una mejor conducción de quienes se ponen al
volante y por una interpretación, totalmente correcta, del
reglamento del Cuerpo, por parte de los agentes.
Y lo que sí se debiera decir, desde los organismos rectores,
es que no siempre, los agentes tienen todo el material
necesario y adecuado para cumplir mejor con su cometido.
Desde un despacho se suele programar muy bien, luego, la
puesta en práctica de esa programación en la ruta ya es otra
cosa, y lo que sí está claro es que los agentes de tráfico,
porque ellos no son eso, ni quieren, ni han querido
convertirse en meros recaudadores de impuestos. Eso lo
tienen muy claro, y nosotros también.
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