Es lo que se viene haciendo y cada
día más, aquí en nuestras tierras, logrando obtener una
serie de celebridades, en pocas semanas, con personas que
eran totalmente desconocidas días atrás.
Es el proceder del “sin sentido” en la elaboración de
castillos de naipes o castillos de arena, con la
particularidad de que ahora, se hace con personas, que nada
dicen, o que nada decían hasta ahora mismo.
Y lo bueno o lo malo, según se mire, es que “esas nuevas
figuras”, encumbradas a las alturas de los medios de
comunicación y de la publicidad, a veces, sólo para unas
semanas, no han hecho méritos notables, ni se han
distinguido por algo que sirva, de verdad, al progreso de la
humanidad.
Por lo general, se trata de una cara bonita o de una
relación tormentosa, con una publicidad encubierta, para
sacar algo de donde no había nada.
Ahora mismo, hay ciertos medios de comunicación,
especializados en “vender” la cara bonita de una periodista,
naturalmente, de ese medio y traspasarla a todo el universo,
o hacer que una muchachita de cualquier barriada, enamorada,
en su día, de un torero, se haga más conocida que las
primeras damas del país.
¿Hasta cuando durará este sainete barriobajero que atrae,
más que distrae, a miles de personas ante la pequeña
pantalla?.
Esto, querámoslo o no, es hacerle el caldo gordo a quienes
enfrascados en el día a día, cada vez más oscuro, no
encuentran la salida ideal para poder llegar, de inmediato,
a la normalidad. Es lo que yo llamaría hacerle el juego a
los que mandan.
¡¡Manda huevos!!, que diría Trillo, que la gente se quede
amodorrada ante el televisor, enfrascada en lo que no es, ni
prensa del corazón, ni prensa informativa, y se vaya
olvidando de todo lo que tiene a su alrededor, desde hace
tiempo.
Esto es lo que nos da la verdadera imagen de la España del
siglo XXI, cuando ya llevamos 10 años consumidos de él.
Y esto, aunque los progres de nuevo cuño no lo quieran
reconocer, no es más que el eco o el reflejo de lo que hace
años, con otro régimen, pero con la misma premeditación que
hoy, se hacía en fechas claves, víspera del 1 de mayo, para
que la gente se quedara en su casita y no saliera a
“alborotar” en ese día de reivindicaciones.
En estos momentos, por poner dos ejemplos, que en nada se
parecen, es más conocida Belén Esteban, con sus actuaciones
y su lenguaje barriobajero, que la misma esposa del
presidente del Gobierno Español.
Y todo el mérito de “la Esteban” ha sido el airear, no
ocultar su relación con un torero más famoso en los “platós”
que en las plazas de toros.
Eso, simplemente eso, ha hecho que hoy cualquier premio
Nóbel sea un desconocido, mientras que esta dama es adorada
o detestada, por el gran público, pero conocida.
En otro sentido, pero con los mismos resultados, está la
periodista Sara Carbonero, que en el mes que ha durado el
Mundial de Fútbol de Sudáfrica, ha pasado de ser una buena
reportera periodística, a la jovencita más conocida de la
España de hoy, y no por su labor periodística que ha sido
intachable, sino por ser “el amor” conocido del capitán de
la Selección Española, Iker Casillas.
No me gustan estos tipos de famoseos, pero lo que no negaré
es que a los lugares a los que llegan estos famosos
“prefabricados”, con ellos llega una auténtica revolución
mediática.
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