Hace muy bien el presidente de la
Ciudad en decirnos que el gobierno puede designar cargos de
confianza o libre designación de la misma manera que
prescindir de los elegidos cuando lo crea conveniente. De
ahí la legitimidad del hecho que ha posibilitado que
Emilio Carreira sustituya como gerente de Acemsa a
Manolo Gómez Hoyos. Hasta ahí nada que objetar.
Ahora bien, lo que no debería pretender Juan Vivas
-por más que sea presidente poderoso donde los haya y
revestido de autoridad tan indiscutible como la que concede
una mayoría de votos descomunal- es querer cortar de raíz
los comentarios que vayan surgiendo sobre el cambio que se
ha producido en la gerencia de la empresa del agua.
Primero, porque no está bien que el presidente nos muestre
esa parte suya de ordeno y mando y de la que siempre ha
dicho que abomina. No vaya a ser que la gente comience a
pensar que tantos años en el poder distancia y el distante
no quiere que le molesten. Segundo, porque en una ciudad
pequeña es necesario a veces fomentar la comidilla.
Y la noticia del cambio de gerente en Acemsa, en un lugar
donde surgen tan pocas novedades, es la idónea para que se
hable al respecto. Ya que tanto el gerente saliente como el
entrante son personas muy conocidas en la ciudad. Y ambos
propician comentarios sabrosos. Los cuales resultan, sin
duda alguna, mejores que si decidiéramos, por ejemplo,
adentrarnos en otras historias de otros personajes cuyas
actuaciones tendrían que estar ya, como mínimo, puestas en
cuarentena.
El presidente de la Ciudad reconoce los servicios prestados
por Gómez Hoyos sin tan siquiera propinarle los clásicos
tableteos en la espalda cuando se despide a alguien. Y
reconoce que Carreira es capaz, competente y con
experiencia. Elogios que Vivas ya sacó a relucir cuando un
buen día de hace años pensó en él cual la persona más
indicada para ser presidente del PP de Ceuta.
Y es que nunca hemos olvidado que Vivas alentó en su momento
a EC para que éste le disputara la presidencia del partido a
Pedro Gordillo. Y Emilio no dudó, entonces, en
afrontar un reto muy complicado. Y lo hizo, además,
consciente de que se jugaba mucho en el empeño. Tanto como
para hacerse a la idea de que si perdía el envite estaba
destinado a tener que pasar mucho tiempo sometido a un
ostracismo político.
En fin, yo sigo esperando que Manolo Gómez Hoyos me llame
para contarme sus cuitas. Pues lo debe estar pasando mal.
Por más que tuviera asumido que los cargos elegidos a dedo
suelen terminar de la manera que ha terminado el suyo.
Diciéndosele en un escueto comunicado que abandone el
despacho y vuelva a su sitio de origen sin rechistar. No
vaya a ser que salga cualquier fantasma amargándole la vida.
Ay, Manolo, ¿te acuerdas de cuando te dije un día que te
estabas equivocando al echarte en los brazos de aquel...
fantasma? Bueno, lo mejor del asunto es que te ha sustituido
Emilio Carreira: a quien no se le puede negar su capacidad,
su competencia y su experiencia.
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