Como sigamos por este camino se va
a prohibir hasta la venta de los calcetines que “pare suo”.
Hemos entrado en la época de las prohibiciones. Lo último
que está en estudio es suprimir la venta, en los colegios de
las chuches y los bollos, parta evitar la obesidad en los
niños.
Lo que no se va a poder suprimir en los colegios, son los
“boyos” que se hagan los niños cuando se caigan, por un
suponer, en los patios de los colegios. Eso de momento,
igual descubrimos algo y hasta podemos prohibir que los
niños se caigan. Todo es cuestión de estudiarlo.
Que digo yo, si es que se puede decir algo, porque en cuanto
se dice algo el personal se me rebota que, en algunas
ocasiones, se dejará algo que no esté prohibido.
De momento se prohíbe fumar en lugares públicos, ahora se
prohíbe la venta de las chucherías y bollos en los colegios.
Ni te cuento, serrana del alma, lo mal que le habrá sentado
a Rajoy el asunto de esta prohibición con el rebote que
cogió cuando alegó que iban a subir las chuches.
Qué si también se va a prohibir el asunto de lo que no tiene
enmienda. Pues, la verdad, no se que decirles, a lo peor se
prohíbe en ciertos horarios, sobre todo en horario infantil,
por aquello de la defensa del menor y sólo está permita, su
realización, a ciertas horas de la madrugada.
Qué a esas horas de la madrugada está usted dormido. Oiga,
ese es su problema. Déjese de poner pega a todo, que los
españoles somos muy dados a encontrarle cinco píes al gato.
La solución está en no contar borreguitos, que bastantes
borreguitos tenemos, sino hacer lo contrario, ponerse a
cantar y si el vecino se molesta, que se moleste, el amor es
el amor. Ya lo dijo aquel “has el amor, no hagas la guerra”.
Sin meterme en profundidades sobre el asunto pienso, ¡ele mí
niño cuando se pone a pensar!, que más que prohibir las
chuches y los bollos para evitar la obesidad en nuestros
chavales, lo mejor sería prohibir, de todas, todas, la
comida basura a la que son tan dados y que, sinduda alguna,
son la mayor cusa de la obesidad infantil.
Por qué razón en mí época no existía ese problema de la
obesidad en la grey infantil. Por la sencilla razón de que
todos los niños de mi época, sobre todo los grandes
”capitalistas” que éramos los que guardábamos un régimen
alimenticio, comiendo potajes de garbanzos, habichuelas,
fideos gordos con júreles fritos del día anterior y
llevábamos al colegio, los que lo podían llevar, las cosa
claras, el famoso “joyo”, que no era más que un trozo de
pan, al que le quitabas una parte del migajón, se le echaba
aceite y algo de azúcar y gloria pura de merienda.
Bueno había algunos los menos pudientes, no nosotros los
“capitalistas”, que llevaban un trozo de pan con una tableta
de chocolate “Maruja”. Eso ya era el no va más. Por supuesto
el famoso “joyo” era el no va menos.
Lo de llevar el pan con la onza de chocolate pensándolo
bien, creo que esa merienda debería haber sido prohibida
porque, se mire, por donde se mire, eso eran chucherías.
¡¡Quien las hubiese cogidos!!
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