La sublevación que tuvo lugar en el Centro de Estancia
Temporal para Inmigrantes (CETI) durante la tarde del pasado
2 de julio, mientras se retransmitía el partido entre
Uruguay y Ghana, se saldó ayer en el Juzgado de lo Penal
número 1 con un condena a un año de privación de libertad.
Los tres cameruneses detenidos por estos acontecimientos
fueron inculpados de atentado a la autoridad, aunque no
cumplirán, de momento, la pena, por carecer de antecedentes
penales.
Los tres cameruneses que resultaron detenidos tras la
algarada y agresión a los vigilantes de seguridad y la
Policía que tuvo lugar el pasado 2 de julio en el Centro de
Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI), durante la
retransmisión del partido de fútbol entre Uruguay y Ghana,
fueron ayer condenados a un año de prisión por la magistrada
titular del Juzgado de lo Penal número 1.
El procedimiento se resolvió por conformidad de la partes
inculpando a los acusados de un delito de atentado a la
autoridad, calificación que mereció el año de privación de
libertad. La condena ha quedado, no obstante, en suspenso,
pues los encausados carecen de antecedentes penales.
Tras conocerse la decisión judicial, los acusados, C.K. y
H.F.M.A., ambos de 24 años de edad, y B.Y., de 31, que
permanecían en prisión preventiva desde su detención, fueron
puestos en libertad.
Además del delito de atentado, los tres acusados fueron
condenados también por tres faltas de lesiones cada uno a
los vigilantes de seguridad y los funcionarios policiales
que intentaron sofocar la sublevación de los inmigrantes.
Por estas faltas, más una cuarta por daño, se les ha
impuesto un multa de 30 días a razón de dos euros diarios.
Según explicó varios días después del altercado la Policía
Nacional en un comunicado de prensa, los tres inmigrantes
fueron detenidos como presuntos autores de agresiones y de
alentar la “insubordinación” de otros compañeros.
De acuerdo al relato policial, durante la tarde en que se
celebraba el partido entre las selecciones de Uruguay y
Ghana con ocasión del Campeonato Mundial de Fútbol, “algunos
de los internos del CETI comenzaron a mostrar señales de
agitación que se manifestaron en gritos y rotura de
mobiliario”. La actuación de los vigilantes de seguridad del
centro consiguió establecer tranquilidad y la excitación de
los tres inmigrantes ahora condenados “agravó la situación
hasta desembocar en la agresión a cuatro miembros del
personal de seguridad”.
Alertada la sala de operaciones del 091, se enviaron al CETI
varias dotaciones policiales que observaron desde la misma
entrada del centro a un grupo de vigilantes que en tales
momentos eran atacados por unos 70 individuos.
El empleo por parte de la Policía de medios antidisturbios
obligó al progresivo repliegue de los alborotados, saltando
algunos los cercados.
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