No es que se atenúe, es que se va
haciendo un poco más grande y, tras la “charlotada” que fue
el “debate sobre el estado de la Nación”, más de uno vuelve
a acordarse de la casta política, tanto de la izquierda,
como de la derecha y centro, o más de los nacionalistas.
Aquí no hay ni “brotes verdes”, ni leches, más bien se va
convirtiendo cada día en un secarral que no puede retoñar
con la “dirección del viento” que se viene dando, desde hace
tiempo.
¿Por donde sentimos un poco de aire fresco?. Por ninguna
parte, y mucho menos cuando los políticos de las altas
esferas del Gobierno o cercanos a él, se están preocupando
en dar cobijo a todo lo que va con el “tripartito” de
Cataluña, a hacer todo lo que pueda desprestigiar lo dictado
por el Tribunal Constitucional y se olvidan o dan la espalda
a quienes ni tienen, ni ven donde podrán encontrar un puesto
de trabajo, de inmediato.
Esta es la auténtica realidad del momento, en el que el paro
no entiende de edad, no entiende de sexo y mucho menos de
origen.
El paro está presente y habrá que darle un tratamiento
sensato, para combatir los estragos que está haciendo en la
sociedad de nuestros días.
Las cifras que aparecen en ciertos medios son escalofriantes
y ni siquiera las cortinas de humo que se lanzan desde las
inmediaciones del Gobierno son capaces de enmascarar esta
realidad.
He dicho cifras escalofriantes y me baso para ello en ese
desempleo juvenil que, en España, hoy mismo, es 20 puntos
superior al paro en Europa, al menos en la Europa de
calidad.
Aquí estamos en esos parados que no han tenido, aún, trabajo
desde el que poder comenzar a andar, pero si saltamos a una
edad ya en vías de la madurez, nos encontramos con que los
mayores de 40-45 años son los primeros que van a la calle,
en cuanto hay ajustes o problemas en cualquier empresa, con
lo que esta situación suele traer un doble problema, el
primero que sea el padre el que se quede sin su puesto de
trabajo y el segundo que quedarán sin nada el padre que
trabajaba y el hijo que no ha empezado a hacerlo.
Y como eso de la igualdad de ellos y ellas se pretende que
cada día sea más riguroso, nos encontramos con que, cada
día, aumenta el número de mujeres que buscan su primer
trabajo. Es la situación de nuestros días, cuando estamos
bien metidos ya en el siglo XXI.
Además, y esto es lo preocupante, en estos instantes no
podemos hablar de un tipo de parados, con más o menos
cultura, en la construcción, la industria o el transporte.
Nada de eso, por haberse diluido el tipo de parados con el
crecimiento de la crisis y al no responder a ningún modelo
prefabricado.
Los perfiles han cambiado o no existen, hoy un currículo ya
no funciona como un aval y seña de identidad profesional, en
estos momentos, con la proliferación de ciertos informes
formativos se hace que a la hora de encontrar un empleo, la
gran baza pueda estar en las habilidades de cada uno y la
capacidad que tenga para afrontar el trabajo de cada día.
Por eso, desde las distintas perspectivas se enfoca la
situación con más deseos de solución que con un sentido
claro de lo que hay.
Esto implica que para un universitario, por ejemplo, la
Universidad sirva pero no lo sea todo, o para un joven en
época de verano, se considere que julio y agosto puedan
aportar algo pero ..., a partir de aquí..., volver a lo
mismo.
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