Si hay algo, en este mundo que nos
guste a los españoles, más que a un tonto una tiza, son las
“juegas”. Por nada, en menos que canta un gallo, cuando
sentimos dos golpes de palmas ya la tenemos liada. Ya lo
decía mí abuela con aquella canción que decía:”Vengan
juergas, vengan juegas, vengan juergas y alegrías, que a mí
me gustan la juergas igual de noche que de día”. Y así nos
crece el pelo.
Qué usted siente tocar dos veces las palmas y no se decide a
ir de juerga, le mandamos de forma rápida, mas temprano que
tarde, a un par de “amiguetes” que le explican, con toda la
claridad del mundo, la necesidad que tienen usted de
intervenir en esa juerga aunque no lo deseen. Que una
juerga, es una juerga, y como la madre nada más que hay una.
Estos “amiguetes” que les enviamos a todos aquellos que no
quieren participar de esta “juerga”, te dan todas las
explicaciones del mundo, sin recurrir jamás a alterar sus
voces ni, por supuesto, empujarte, amenazarte o si llega el
caso darte un par de tortas. Las cosas claras, ellos sólo se
limitan a informarte de la forma más educada del mundo
mundial. Digo esto de los “amiguetes” porque hay muchos que
le levantan falsas historias.
Qué usted alega, por un suponer, que no puede ir de juerga
ese día porque sólo tiene cincuenta euros y que, con toda
seguridad, se los va a gastar, y al día siguiente con la
resaca le va a ser imposible acudir a su puesto de trabajo
donde, con toda posibilidad le van a quitar el sueldo de ese
día. No pasa nada.
Usted tranquilo que para eso están los “amiguetes” para
solucionarle ese pequeño problema. Ellos les darán todas las
explicaciones del mundo mundial, haciéndoles saber que una
juerga, es una juerga, que usted no se puede perder aunque,
para ello le quiten su salario del día que, presumiblemente,
debido a la resaca usted no va a acudir al trabajo.
Por supuesto que los “amiguetes” que le están obligando a
irse de “juerga” ese día, no le van a prometer, en ningún
momento, que ellos si es necesario se encargarán de darle el
dinero que le vayan a descontar el día que usted no acuda al
“curro”.
Oiga eso es normal, no le van a pagar de sus bolsillos el
que usted se vaya de “juerga”. Ya lo dijo aquel, que por
cierto no se quién fue el que lo dijo, “el que quiera juerga
que la pague”. Que es tener mucha cara, el irse de juerga y
que sean otros los que le paguen la jarana.
Y quién o quiénes son los qué salen ganando, cuando usted,
yo y una panda de amigos nos vamos de juerga. La
contestación es bien sencilla, los únicos que ganan son los
dueños de los bares donde nos vamos a gastar nuestro dinero.
Un amigo mío, de esos que les gusta una juerga más que nada,
hace tiempo que no va a ninguna, alegando que en una de
ellas se enteró que los “amiguetes” que vinieron a
explicarle lo bien que lo iban a pasar, les llevaron a un
pub y al día siguiente fueron a que el dueño les diera una
comisión, por haber llevado al personal a celebrar la juerga
en su establecimiento.
¡Venga juerga, venga juerga y alegría, que a mi me gusta la
juerga…!
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