J.A.G., ceutí de 85 años de edad, se personó ayer en las
dependencias del diario ‘El Pueblo de Ceuta’ con el objetivo
de denunciar públicamente el trato vejatorio al que fue
sometido el pasado día 15 por parte del conductor del taxi
número 34 de la ciudad con el fin de sacar a la luz pública
los abusos y comportamientos ilegales que se realizan con
toda impunidad antes de ejercer las acciones legales
pertinentes.
A sabiendas de que la justicia es sabia pero también algo
lenta y las causas se diluyen en el tiempo, J.A.G., vecino
ceutí de 85 años de edad, se personó ayer en el diario ‘El
Pueblo de Ceuta’ con el objetivo de denunciar ante la
sociedad de la ciudad el maltrato verbal al que fue sometido
por el taxista número 34 de la ciudad el pasado día 15.
Todo ocurrió el día antes citado, cuando el vecino
denunciante, J.A.G., paró al mencionado taxi número 34 a las
11.30 horas para poder desplazarse al nuevo Hospital con el
fin de someterse a una prueba médica cuya cita estaba
prevista a las 12.00 horas. J.A.G. no lo sabía, pero estaba
destinado a perder su cita y a ser objeto de un trato que no
esperaba recibir en absoluto.
El vecino denunciante afirma que “pese a encontrarse ocupado
por una señora, el taxista paró para que subiera,
procediendo posteriormente a terminar ese servicio a la
altura de la céntrica Caja Madrid, lugar en el cual bajó la
citada señora y volvió a tomar a otra pareja a la que acercó
hasta la Estación Marítima, cobrándoles a cada uno lo que él
creyó conveniente ya que no tenía encendido el taxímetro ni
lo encendió en ningún momento”.
J.A.G. afirma que además de cobrarle más caro que en otras
ocasiones que ha realizado exactamente el mismo recorrido
que pidió, al exponerle su disconformidad sobre todo lo
ocurrido, pues incluso llegó tarde a su cita en el nuevo
Hospital para realizarse la prueba médica, “este personaje,
que no señor, empezó a insultarme con palabras malsonantes,
ofensivas y denigrantes, palabras que son propias de una
persona indigna de pertenecer a un colectivo de trabajadores
honrados y serviciales, diciéndome vete a tomar por el culo,
cabrón y otras lindezas”.
Precedentes
Finalmente el vecino de la ciudad denunciante asegura
haberse enterado a través de diversas fuentes de varios
incidentes relacionados con este mismo taxista y se
pregunta, sorprendido e indignado, “¿cómo es posible que
siga trabajando?”.
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