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La nueva Ley de Puertos, que se
aprobará definitivamente en el Congreso de los Diputados el
próximo jueves, prevé que las dársenas españolas, en
general, se comprometan con el entorno socio-económico
reforzando los lazos con el tejido empresarial al que sirve
y con la ciudad en la que se ubica. Algo que en el caso de
Ceuta es históricamente una filosofía de en sí misma porque
se trata de un puerto abierto a la ciudad y una ciudad que
vive y fluye a través de su recinto portuario. La
colaboración institucional es un hecho cotidiano en Ceuta.
La Administración General del Estado y la Ciudad Autónoma
han logrado que el interés general prevalezca por encima de
cualquier consideración y en el asunto del puerto no iba a
ser distinto. Puerto y Ciudad forman un todo.
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La Protectora de Animales realiza
una encomiable labor que a veces, la mayoría de las veces,
pasa desapercibida para el gran público. Permanecen
callados, trabajando en su pasión, con escasos medios, los
que les proporciona la Ciudad Autónoma en el apartado
crematístico (para los animales) y los pocos apoyos con los
que cuenta entre instituciones de Sanidad Animal. Con casi
200 gatos y 75 perros a su cuidado, el trabajo animoso de
los voluntarios se vuelve impotencia cuando lo que hay para
repartir, o lo que debe hacerse con ellos, no llega.
Mantienen un déficit de unos 12.000 euros que se sufraga del
bolsillo de los propios voluntarios. Debe ser de las pocas,
o escasas asociaciones en las que la loable dedicación que
realizan les cuesta dinero. Conviene que la ciudadanía y las
instituciones que la representan hagan para este caso lo que
saben que deberían hacer.
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OPINIÓN / EDITORIAL
