La Consejería de Sanidad y Consumo quiere reducir al máximo
durante la inminente celebración de la Feria de Ceuta las
toxiinfecciones alimentarias, que han sido comunes durante
pasadas ediciones de la fiesta, y muy particularmente en la
de 2008.
Así lo explica el inspector veterinario de la Consejería,
Carlos Romero, para respaldar la conveniencia del último
curso de manipuladores de alimentos que ha organizado la
Ciudad. Como subraya el veterinario, se trata de prevenir
las toxiinfecciones que pueden padecer los consumidores como
consecuencia de la ingesta de productos contaminados. Entre
las afecciones de origen alimentario más comunes en este
tipo de circunstancias se encuentran la salmonelosis, la
estafilocosis o el clostridium. La primera está producida
por bacterias que afectan al aparato digestivo, mientras el
estafilococo ataca básicamente a la piel y a las fosas
nasales. Sin embargo, en ambos casos el origen es
alimentario.
El proceso de infección es bien simple: si el manipulador no
se lava las manos o se rasca la piel puede contaminar un
alimento que, al ser ingerido después por el consumidor,
puede hacerle padecer alguna de las enfermedades enumeradas
y otras menos comunes. Sin embargo, Romero lanza una
advertencia al consumidor: la contaminación de un alimento
no se puede detectar simplemente por el mal sabor o el mal
olor. Y ahí radica el peligro de estas infecciones.
Por eso resulta tan importante formar al manipulador para el
aseo personal necesario o para la vestimenta adecuada. Así,
quien trabaje en la cocina debe saber que ha de vestirse con
una indumentaria específica para sus funciones laborales,
que ésta debe ser clara para que se pueda detectar
rápidamente la suciedad, trabajar con gorros que impidan la
caída del cabello sobre los alimentos y no utilizar durante
su labor anillos o pendientes que puedan caer sobre los
alimentos y, no ya contaminar, sino también atragantar a los
consumidores. También es muy importante que el manipular se
lave las manes cuantas veces resulte necesario.
Desde la Consejería de Sanidad y Consumo se insiste mucho
también en evitar la contaminación cruzada, es decir, la que
se deriva de cortar con el mismo utensilio primero el
alimento crudo y luego otro ya cocinado. Por el utillaje de
cocina es tan importante como el aseo personal o la
vestimenta. Así, resulta preferible utilizar tablas de
cortar fabricadas con polietileno que de madera. Y se
aconseja que sean de distintos colores para distinguir las
que se usan para seccionar alimentos crudos de las
utilizadas para cortar los cocinados. Lo mismo cabe decir de
la limpieza de los equipos: mesas de trabajo, nevera,
fogones....
Además, dentro de las posibilidades que puedan ofrecer las
casetas, el local debe estar lo más limpio posible y la
adquisición de los alimentos debe realizarse en
establecimientos autorizados, con facturas a efectos de
control. Igualmente importante resulta el transporte de los
alimentos. La prevención de este tipo de toxiinfecciones
debe revestir un carácter global.
El problema, como subraya el veterinario, es que las casetas
están gestionadas muy a menudo por entidades que no se
ocupan habitualmente de la oferta de alimentos, tales como
hermandades, cofradías, etc, y muchos manipuladores no
tienen una dedicación exclusiva a estos menesteres. Por ello
el consumidor debe aplicar el sentido común y observar que
quien le sirve no se rasca la cabeza, etc.
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