Y no por ninguna invasión de
franceses, ni de gentes venidas de otras galaxias, sino para
recibir, saludar y agradecer a los campeones del Mundo por
haber hecho que España haya sido el centro del Mundo, en la
tarde noche del domingo.
Ni siquiera el calor, tras la llegada de la Selección
Española, procedente ya de Sudáfrica, frenó a los madrileños
que se adueñaron de las calles, por todo el recorrido que en
autobús descapotable, hicieron por una gran parte de Madrid
clásico.
Más de dos millones de curiosos, en las calles de Madrid,
muchos de ellos procedentes de distintas partes del
territorio español, incluidos varios de mi propio pueblo,
aguantaron una larga tarde, con sol de justicia y
refrescados, únicamente, por ciertas mangueras para atenuar
el mucho calor del lunes en Madrid.
Madrid, la capital de España, recibió y representó a toda
España en el homenaje a la Selección Española. Madrid acogía
en sus calles a andaluces, castellanos, extremeños,
gallegos, vascos o catalanes. No había unas banderas
especiales, tenía que haber una sola, la de todos y es la
que más se vio, a pesar de que algún “catetillo” quisiera
hacer méritos exhibiendo la de su autonomía, cuando no venía
a cuento, por cuanto en Sudáfrica, como en toda la prensa
mundial no se hablaba de la comunidad del que había metidos
dos goles, del que había detenido un penalti, ni del que vio
una cartulina amarilla, sino que se hablaba de la Selección
de España, todavía una sola y sin resquebrajaduras, a pesar
de ciertos “montillas” que en esto de Nación, Estado y
Lengua, son unos auténticos analfabetos.
Lo bueno, lo auténtico, lo natural es que durante muchas
horas, desde las cuatro de la tarde, hasta bien entrada la
madrugada, hubo fiesta en Madrid y, también, en toda España,
porque las diversas cadenas de televisión, con auténtico
sentido de lo que es oportuno, aunque no sé si totalmente
conveniente, hicieron un despliegue informativo como jamás
habíamos visto aquí.
Y ahora, al haberlo vivido en nuestras propias carnes, no
nos debe extrañar que, en casos similares y que han repetido
ya en varias ocasiones, Brasil, por ejemplo, haya tenido en
esas ocasiones en las que ganaron un Mundial, dos carnavales
en un solo año.
Aquí no hemos tenido carnaval, hemos festejado, por primera
vez, un triunfo que hace cinco años no hubiéramos soñado que
lo íbamos a lograr.
Y para los desinformados que se han extrañado que en el
recorrido por Madrid no hubiera parada especial en el
Ayuntamiento o en la Comunidad de Madrid, hay que decirles
que este festejo sólo podría haber hecho esas paradas, si
estuviera programado que, desde hoy, por ejemplo, se fueran
a recorrer las distintas comunidades autonómicas y los
ayuntamientos, todos, del país, incluido el de Navalvillar
de Pela o el de Cantimpalos, por ejemplo.
Este “viaje”, por Madrid, se detuvo donde se tenía que
detener, y por orden de importancia, comenzando por la
“residencia” oficial del Jefe del Estado y siguiendo por la
del Presidente del Gobierno. No había nada más, no tenía que
haberlo en el protocolo.
Y es que todo lo demás fue un saludo de la Selección al
pueblo, a todo el pueblo que, durante el mes que ha durado
el campeonato, estuvo empujando y confiando en aquellos que
vestían la camiseta de España. A ese apoyo es a lo que
correspondió el equipo, todo él, recorriendo la capital del
reino.
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