Las últimas semanas han
significado el resurgir de un sentimiento adormecido en los
últimos años como consecuencia de la ilusión generada por un
grupo de deportistas que han alcanzado un histórico sueño
para todos nosotros a miles de kilómetros, el Campeonato del
Mundo de Fútbol por todo ello, en el día de hoy, no
reflexionaré sobre la recesión económica que atenaza a la
economía española, tampoco sobre las medidas antisociales
adoptadas por primera vez en nuestra historia democrática
por el partido socialista en el Gobierno de España ni
tampoco, sobre las subidas de impuestos y tasas, que
perjudicarán aún más, a las debilitadas economías
domésticas. Tampoco opinaré en relación a la movilización
del pasado sábado en Barcelona encabezada por quienes
defienden posturas anticonstitucionales, entre los cuales se
encontraban los líderes del partido socialista de Cataluña,
Pascual Maragal y José Montilla.
Hoy, rendiré un merecido reconocimiento al éxito alcanzado
por un grupo de deportistas, que con esfuerzo, trabajo,
ilusión, nobleza y pundonor han conseguido superar
victoriosamente todas las dificultades que han ido surgiendo
por el camino convirtiéndoles por méritos propios, en primer
lugar, en Campeones de Europa y finalmente, Campeones del
Mundo. Hasta este momento, nuestro deporte rey había
brillado a nivel de clubes a través de equipos como el FC.
Barcelona, Real Madrid, Sevilla o Zaragoza. Desde el pasado
domingo, este honor corresponde a todo un país, a sus 19
autonomías, con todos sus credos e ideologías. Desde el
pasado domingo, España pasará a formar parte de la historia
como consecuencia del juego desplegado por su selección, por
el extraordinario juego de equipo, por la calidad de sus
individualidades pero sobre todo, porque todo un país ha
apoyado incondicionalmente al equipo que representa a todos
los españoles sin exclusión alguna.
Por dicho motivo, los españoles tenemos la obligación moral
de alejar de nuestras mentes cualquier tipo de pensamiento
pernicioso centrándonos exclusivamente, durante los próximos
días, en disfrutar de un momento histórico. Los españoles
debemos sentirnos orgullosos de lo que jamás antes nadie
había conseguido, aunar las voluntades de todo un país
alrededor de un único sentimiento, de un único color, el de
pertenecer a una nación representada en su totalidad por la
Selección Española. En definitiva, los españoles hemos
apoyado incondicionalmente, en los últimos días, a la
Selección Española que ha alcanzado un histórico resultado.
Hemos sufrido, hemos disfrutado, hemos llorado, hemos
besado, hemos saltado pero, sobre todo hemos compartido un
sentimiento centralizado alrededor de unos colores, los de
la Selección que representa a todos los españoles sin
exclusión alguna por todo ello, ¡MUCHAS GRACIAS
CAMPEONES!
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