Ha terminado el Campeonato del
Mundo de Fútbol, España ha sido la campeona y medio país más
el otro medio, han celebrado el triunfo como cosa propia,
sin interesarse, durante todos estos días, nada por lo que
es la política o por el futuro de los líderes de los
partidos.
El pueblo es y ha sido sabio, ha sabido ir a su aire, al
aire de la cordialidad, de tratar de hacer piña con el de al
lado y de no mirar, en absoluto, hacia lo que serán, de
ahora en adelante, los discursos huecos, vacíos de
significado, de los políticos, de un bando o del otro.
Pero ..., el Mundial ha llegado a su final, se ha celebrado
en toda España, por igual, España ha sido ESPAÑA, como nunca
y, a partir de ahora, todos debemos intentar que sea mejor,
no sólo en fútbol, sino en lo otro ..., en el día a día y si
para lograr ser el número uno del Mundo se ha necesitado que
una persona solvente y conocedora de su trabajo haya sabido
dirigir al equipo, también para ser algo en el mundo
económico, social y moral hace falta que haya alguien que,
con la verdad por delante, con talento más que con talante,
sea capaz de poner en orden toda la maquinaria de este país
que está desarbolado, especialmente, porque hay sectores a
los que se les ha permitido, dentro de las propias familias
honorables, que vayan haciendo la guerra por su cuenta y que
resquebrajen, si no más, lo que es la unión, marcada muy
especialmente, desde la propia Constitución.
Con estas perspectivas no es extraño que las encuestas
comiencen a aparecer como fantasmas envueltos en sábanas
blancas, para hacer tiritar a quienes se vienen equivocando,
desde hace ya muchos meses.
No me he fiado nunca de las encuestas, porque no somos un
pueblo muy dado a decir lo que sentimos, cuando aparece un
entrevistador o un “encuestador” en frente. Sin embargo, y
las cosas hay que mirarlas como son, en cada caso, nada me
ha extrañado que en una de las últimas encuestas, que ha
circulado por ahí, se hable de una caída de más de diez
puntos, por parte del partido en el Gobierno, caída que
recogen desde el PP hasta UPD, pasando por IU o CiU.
Está claro que el poder desgasta, y desgasta más cuando las
cosas van mal, porque aunque esto del fútbol ha sido un
respiro, para olvidarse momentáneamente de la situación
actual, cuando pasado mañana haya que echar mano del
“bolso”, para cualquiera de las necesidades que hay en una
familia, entonces esa manifestación festiva del lunes no va
a solucionar el problema del paro, o el pago de la hipoteca
de quienes están en el paro.
Por esto, no por otras cosas, ciertas encuestas pueden dar
en la diana, si es que no han dado ya, y por eso, ahora
mismo, quienes están en el Gobierno, con unas elecciones a
corto plazo dejarían su sitio a otros que, ya veríamos, si
van a ser capaces de enmendar la plana.
Ahora son encuestas, de por medio habrá un largo camino para
ver si esas encuestas son solventes y se han acercado a la
realidad, pero mientras tanto, ni los que van a la baja, ni
los que están en alza, dicen nada de una reforma, de verdad,
de una reducción de la maquinaria política, de una reducción
de cargos de confianza. De esto no hablan los que están, ni
tampoco los que quieren venir, y es que unos y otros tienen
a más de un amiguete metido en las diputaciones, por
ejemplo, en esos nidos de caciques que forman unos gobiernos
inoperantes e incompetentes. Un simple ejemplo.
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