Hoy por hoy, no me cabe la menor
duda que la carrera más fácil, en la que hace falta haber
invertido menos esfuerzos, y en la que puedes vivir como el
mismísimo Dios, es la carrera política, tal como se viene
planteando en España, que es donde vivo.
Y es que para llegar a ser un buen cirujano, un abogado del
Estado, un notario, un catedrático, un registrador de la
propiedad o un juez, has necesitado, cuando menos, demostrar
que en esa especialidad y en ciertos temas, en concreto,
sabes por donde andas, mientras que para vivir de la
política, salvo rarísimas excepciones, no hace falta más que
saber pegar unos carteles, al principio, ser obediente y
pelota con los que “parten el bacalao”, a continuación y,
una vez que te sitúas, ser un “geta” yendo a preguntar:
”¿Qué hay de lo mío?”, tras un triunfo electoral del grupo
en unas elecciones.
Estos son los pasos para llegar a poder ostentar, incluso,
cargos de mucha responsabilidad, sin tener una formación
compacta y sólida.
Luego, después, ya veremos lo que sale, a cada momento, en
unas siglas y en otras, en mi tierra o en Ceuta, en Albacete
o en Alicante, y así años tras año.
En más de una ocasión, a alguno de mis alumnos, cuando me ha
preguntado sobre lo que él podría hacer, tras aprobar la
Selectividad, le he dicho:” tú eres una persona digna,
dedícate a aquello que más te gusta, dentro de tu capacidad
, pero esquiva vivir de la política, porque serías igual que
ciertos mentecatos y tú mereces otra cosa”.
Lo he dicho y lo volveré a decir, cada vez que me lo
pregunten, porque es lamentable que aquellos que nos dirigen
o que nos debieran dirigir, sean vistos, por una gran
mayoría de la población, como la principal lacra de la
sociedad actual.
Y tiene su explicación. Si nos ponemos a analizar pueblo por
pueblo, Comunidad Autonómica por Comunidad Autonómica, o
ciudad por ciudad, en todo esto los que actúan en más de un
95% no han destacado nada en su carrera profesional, y mucho
menos como empresarios de prestigio, que le haya catapultado
hacia ese gremio, tan costoso, como nos resulta la casta
política hoy.
En los últimos días, además de ver y oír muchas cosas de
fútbol, por el gran papel de España en el Mundial, he
seguido toda la serie de tropelías, de escándalos,
corrupciones y todo lo que envuelve a muchos políticos, de
unas y otras siglas, bien entendido.
Se habla, desde el Gobierno y desde la oposición, de métodos
para salir de la crisis, la mayor parte de esos métodos, sin
base, ni fundamento, salvo a la hora de congelar las
pensiones, reducir el sueldo a los funcionarios o subir el
IVA. Muy poco más.
Sin embargo, ni el Gobierno, ni la oposición, se han
planteado la reducción de la maquinaria inútil del Estado,
como la supresión de varios Ministerios que nada aportan, la
aniquilación de las diputaciones, que son un nido de
caciques y pelotas, reducción de los cargos de confianza,
suspensión de las subvenciones a los sindicatos... . Hay
muchas cosas que cuestan dinero y no sirven para nada.
Eso no se toca, no lo toca la oposición, no lo toca,
tampoco, el Gobierno, estos porque están ahora y aquellos
porque aspiran a estar y con todos esos “chollos” ya tienen
la recompensa para sus pelotas y caciques de la tierra.
¿Qué meritos tiene que aducir uno, intelectualmente
hablando, para ser presidente o vicepresidente de una
diputación?. Ninguno, a lo sumo haberse movido por la
provincia ofertando “canonjías si es él el que sale elegido.
Así nos va, a los paganos, a ellos de p. madre.
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