Se tiene por cierto que fue
Helenio Herrera quien le dio categoría al cargo de
entrenador. Ya que antes de aparecer él en los banquillos, a
los entrenadores se les prestaba poca atención. Por no decir
ninguna.
HH exigía en todos los sentidos a los clubs que le
contrataban. Pero también se responsabilizaba de las
derrotas a la par que se atribuía todos los méritos de las
victorias. Así que todas las miradas convergían en su
figura. Y su sola presencia en los campos era ya un
espectáculo.
A partir de HH los entrenadores fueron reconocidos como
figuras destacadas. Y comenzaron a ganar dineros que antes
no veían ni por asomo. Aunque es cierto que los técnicos se
vieron acuciados por responsabilidades jamás tenidas. Y
comenzaron a sufrir las broncas de los aficionados en cuanto
el juego y los resultados, sobre todo, no eran los
esperados.
Los entrenadores de aquella época, que hago extensiva por mi
cuenta y riesgo hasta los años ochenta, temían lo indecible,
salvo excepciones, el descenso de su equipo. Porque a quien
pasaba por lo que era considerado un mal trance sólo le
quedaba guardar el luto correspondiente por la pérdida de la
categoría. A pocos entrenadores se les hubiera ocurrido
ponerse en plaza pública a dar lecciones de fútbol, apenas
consumado el descenso del equipo entrenado por él. O
habiendo sido despedido por malos resultados.
Desde hace ya bastantes años, venimos viendo que hay
entrenadores que, acostumbrados a dar petardos tras
petardos, no tienen el menor pudor en salir al día siguiente
enmendándoles la plana a otros entrenadores en los medios de
comunicación. De los que reciben remuneraciones muy
sabrosas. Y están en su perfecto derecho. Siempre y cuando
lo hicieran si acaso hubieran decido retirarse de los
banquillos para convertirse en analistas.
No es el caso de Luis Aragonés. Entrenador que ha conseguido
éxitos indiscutibles. Y a quien se le debe en gran medida
que la selección española sea actualmente un conjunto que
causa admiración general. Luis ha sido contratado por Ál
Jazeera, emisora de televisión, como figura cuya opinión
futbolística interesa muchísimo. Y le están lloviendo
críticas acerbas, insultos a granel y frases injuriosas.
Aragonés tiene todo el derecho del mundo a opinar sobre el
juego de España en el Mundial. Y, desde luego, sus
comentarios se basan en lo que sucede en cada partido. Y
que, como todos sabemos, transcurren de manera distinta. Por
lo que no acabo de comprender las razones existentes para
que Luis esté siendo objeto de una persecución sañuda. Y
mucho menos por parte de opinantes que firman en periódicos
de gran tirada nacional. La fobia que se ha desatado contra
el ex seleccionador me parece tan injusta como posiblemente
orquestada.
Y es que en esta España nuestra sigue existiendo la terrible
manía de que cuando toca destacar a un personaje se hace
necesario desprestigiar a otro al mismo tiempo y en la misma
dimensión. Y es lo que viene ocurriendo con Luis Aragonés,
después de que la selección levantara cabeza tras la derrota
frente a los suizos. De manera que, como España gane el
Mundial, que lo tiene a su alcance, mucho me temo que al
Sabio de Hortaleza le van a seguir zurrando la badana de
forma inmisericorde. Bochornoso.
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