Naturalmente, me estoy refiriendo
al director provincial del Ministerio de Educación, Aquilino
Melgar. Aunque no se me oculta que en política, cuando menos
lo espera uno, de la misma forma que se le nombra para un
cargo, se le dice que ya no puede seguir, cosa que no es el
caso aquí.
Y no habría razones de peso y de solvencia, para que el
director provincial de Educación de Ceuta siguiera el mismo
camino que su colega de Melilla, porque, desde el primer
momento, desde que llegó a Ceuta, se ha integrado plenamente
en la problemática de la Educación de nuestra Ciudad y todos
sus pasos han ido encaminados a solucionar, de la mejor
forma posible, los problemas existentes, incluso cuando ha
visto que, muchos de ellos, no serían fáciles de solucionar.
De ahí hay que partir.
Que hay quien no está contento con la línea seguida, por
supuesto que los hay, y no debemos olvidar los frontales
ataques que, desde CCOO ha recibido y viene recibiendo,
aunque de todos es conocido de quien parten muchos de esos
ataques que se transmiten a través de CCOO, unas siglas
dignas que llenan de barro algunos de los fracasados en el
círculo político de Ceuta.
Y ahora, si todos fuéramos del mismo talante, digo, todos
los docentes, podríamos tener la cortina de humo
perfectamente pergeñada con el calendario escolar, del que
ya he expuesto mi opinión, recientemente, en esta misma
columna.
Y para aquellos que ha quedado oscura, tal vez opaca, la
situación, en ese calendario, el director provincial no ha
tenido que saltarse nada, ni poner de su cosecha ningún tipo
de capricho, en lo único en lo que puede haber intervenido
ha sido en haber seguido las normas establecidas, algo que
suele vulnerar, con mucha frecuencia, quien más griterío
arma, en la Educación de Ceuta, pero sin haber dado la cara
directamente nunca.
Muchas veces, he dicho que no tengo por qué estar de acuerdo
con las directrices que marca el Ministerio de Educación,
especialmente porque hay muchas de esas directrices que se
marcan desde un despacho por quienes jamás pisaron un aula,
y eso podría haberle sucedido al propio director provincial
de Educación de Ceuta que, en años pasados, ha sabido salvar
o saltar ciertas normas ante las peticiones que se hacían
desde Ceuta. Sin embargo ha llegado el momento de establecer
la idea de que Ceuta no es y no tiene que ser, en cuestión
de calendarios, diferente, con lo que Aquilino Melgar, que
conoce el tema desde dentro de las aulas, también, ha
seguido las normas que nos rigen. Sin más.
Lo de Melilla es otro cantar, lo de Melilla tiene un tinte
político que, a nadie se le escapa y su relevo “para
imprimir un nuevo impulso a sus políticas del próximo
curso”, es una frase “bonita”, una frase que está vacía de
contenido y que encubre o disfraza la auténtica realidad. No
hay más que hablar.
Una realidad que en Ceuta está siendo diferente, ahora
mismo, por la cantidad de programas de éxito escolar en
práctica, porque a Ceuta, por ejemplo, se le han otorgado 7
de los 8 programas “comenius” solicitados, y porque todo eso
atrae otra serie de beneficios, lejos de la política vulgar
de un partido.
Aquilino Melgar no es rechazado por nadie en Ceuta, y no es
rechazado por nadie aquí, porque él ha venido a este cargo
en el que, siendo cargo político, la política sobra y él,
estoy convencido, más que político es un profesional que
conoce lo que es la Enseñanza hoy. Por tanto, hay razones,
todas de peso, para afirmar que un relevo de este
profesional sería inoportuno y desaconsejable.
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