Montilla, Montilla, tenemos un
problema. Bueno, la verdad es que, Montilla tiene más de un
problema y de los gordos. O sea que al lado de los que tiene
este nuevo problema, más que problema, es un problemilla.
Según la ley aprobada el pasado martes, cuando entre en
vigor, las películas que lleguen a las salas catalanas
deberán ser dobladas al catalán, cosa que no están dispuesto
a cumplir las majors, que según manifestaciones de Luis
Hernández, presidente de la Federación de Distribuidores
Cinematográficos, acatarán la ley pero lo harán a su manera.
” Nos negamos a aceptar una ley bandera que más que una ley
del cine es una ley de política lingüística y un
macroanuncio electoral que el PSC le está permitiendo hacer
a ERC”, apuntó Camilo Tarrazón, presidente del Gremio de
Empresarios de Cine de Cataluña”
No es la primera vez que la Generalitat intenta imponer el
catalán en el cine por ley. Ya lo hizo Pujol en la década de
los noventa. Y no lo consiguió porque los distribuidores y
exhibidores recurrieron a la justicia, que anuló los
capítulos sancionadores de la ley. Y al negarle la capacidad
para multar, murió si entrar en vigor.
La razón por la que Hollywood se niega a doblar en catalán
es por tener el convencimiento que sentaría un precedente y
que, tras Cataluña le lloverían peticiones para que las
películas fuesen dobladas en lenguas minoritarias, no sólo
en España sino en toda Europa, con lo cual las películas
americanas dejarían de ser rentable para sus productores. Y
distribuidores.
Lo más que está dispuesto a aceptar las productoras de
Hollywood es proyectar sus películas en versión original y
sin subtítulos, con lo cual, no hay que ser muy inteligente
para comprender que las salas de proyección de los cines
estarán medo vacías sino vacías totalmente, pues no todo el
mundo entiende el inglés.
También puede suceder, como cuando en Francia se proyectaban
películas prohibidas en España, los españoles cruzábamos los
Pirineos para verlas. Películas como por ejemplo “El último
tango en París”, que vieron miles de españoles, dejando sus
dineros en suelo francés.
Aquí no habrá que cruzar ninguna frontera para ver alguna
película, los que no entiendan inglés, les bastaría con
marcharse algún cine de Zaragoza, que está a dos pasos de
Barcelona, y ver a película que quieran en castellano.
Igual que los españoles nos dejábamos el dinero en Francia
para ver las películas prohibidas en España, en esta
ocasión, los catalanes se dejarán sus dineros en Zaragoza,
cosa que celebrarán los dueños de las salas de cine que
tendrán unas ganancias que no pensaban.
Mientras Zaragoza se frotará las manos por esta entrada de
dinero, habrá cines en Barcelona que ante la falta de
público se verán obligados a cerrar. Y que nadie olvide que
cuando una sala de cine se cierra, esa no se vuelve a abrir.
Y ese cierre conllevará, sin duda alguna, perdidas de
puestos de trabajo.
Montilla, Montilla, tenemos un problema más que añadir a los
muchos que tienes. CIU se frota las manos.
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