Sí, lo sé. Toda la vida se ha
llamado “Operación bikini” a las correndijas por perder
michelines, adiposidades, cartucheras, buche de palomo y
demás protuberancias de adipocitos, de cara a lucir el body
en verano.
Pero este año es distinto. Porque en “el posado” veraniego
2010 en Palma de Mallorca, Ana Obregón ha aparecido luciendo
añoso palmito en triquini blanco. Osada en sus poses y sin
el mínimo complejo. Lógicamente parte del marujerío patrio
se ha lanzado a buscar seductores tres piezas para
contonearse por la orilla de la playa o a la vera de la
piscina comunitaria. El tanga-tanga ha quedado para las muy
jóvenes que conservan el trasero en su lugar bien
tonificado, o para las “profesionales” en el caso de
localidades como Marbella. Bueno, también para las que han
tenido los cuatro mil euros que cuesta meterse en las
posaderas las apetecidas prótesis del celebérrimo “culo
brasileño”. ¿Qué si se ven muchos “culos brasileños”
operados? Algunos. Yo en Marbella he visto bastantes entre
las “lumis” y pocos entre las otras, porque dicen que es
incómodo. El llevar dos manzanas gigantes a modo de cojines
en el trasero y tenerte que sentar sobre “eso” parece que da
un poco de repelús.
Vale, si tienes que vivir llevando la caja registradora a la
vera de la ingle, es normal sacrificarse, también si la
fémina ha envejecido mal y lleva colgando en la zona
superior algo similar a dos pimentillos asados y en la
trasera inferior unos lastimosos pellejos. Y encima quiere
“seguir en el mercado” que es como aquí se dice de quienes
están más que disponibles para iniciar una nueva relación.
¿Qué si tengo como observatorio sociológico la esquina del
“Da Paolo” de Puerto Banús cada sábado por la tarde y esas
son mis únicas referencias? No. Sus sospechas son
infundadas. Cierto es que, “alguna vez” a la semana, yendo o
viniendo a trabajar-de trabajar, me paro en Da Paolo. Sí, en
la mesa de la esquina. Pero no es tan solo por observar y
fisgar, sino porque el café es aceptable (exquisito no, tan
solo aceptable) y su tarta-tocho de chocolate adornada con
nata es tan empachosa y pesada que, mi amiga María Rosa Roca
y yo tenemos que compartir la ración y acabamos saciaditas y
bebiendo agua para achuchar el mejunje, porque eso no
pasa.¡Más rica!.
Pero, en Puerto Banús se ve de todo. ¿Qué comentan? ¿Qué yo
paso también mucho por La Línea y si allí no se ve “de
todo”? Pues no, se ve más bien “todo de lo mismo” porque es
otro estilo, vamos, que no es Da Paolo en Banús. Aunque yo
me lo paso igual de bien allá donde aterrice y cualquiera
que sea mi compañía, porque vivo el momento, me como lo que
me ponen haciendo, eso sí, muchos dengues y calculando
calorías y disfruto tanto hablando con mis amigas
marbelleras como hablando con los pescadores. No. Tienen
razón. En La Línea se ven menos prótesis mamarias y menos
culos operados. Aunque este año, en la Costa, la última moda
no es operarse y meterse la prótesis, porque a mucha gente
les da problemas y se tienen que reoperar. Ahora inyectan a
las féminas ácido hilaurónico en la pechera para que se
infle y se levante un poco ¡que yuyu!. Una aguja larguísima
introduciéndose en las tetés para llenarlas de líquido.
Pero peor son los tíos que se operan. Porque se operan “de
todo”. Ya no es la liposucción de abdomen que se hace todo
el mundo, por mor de no machacarse en el gimnasio y marcarse
abdominales-tableta de chocolate, sino que se operan más
cosas y se meten prótesis donde la naturaleza ha indicado
que existan músculos bien trabajados. ¿Y el calvario de las
depilaciones láser? Desde jóvenes se están quitando pelos,
los menos pudientes con cera, pecho, brazos, piernas enteras
¡ay! Y los que tienen dinerillo o consiguen un crédito dale
que te pego con el láser ¡hasta en el entrecejo!.
¿Qué gruñen? ¿Qué siempre se ha dicho lo de “el hombre y el
oso cuanto más feo más hermoso”? Bueno, eso lo debió
inventar un feo. O un masoquista. O un majarón. Porque la
verdad es que “el hombre y el oso, cuanto más feo, más
horroroso”. El feísmo para el que lo quiera, yo paso. ¿Qué
cual es mi tipo? Pues como el de todo el mundo, ruso, uno
noventa, doctor en neurología o en física cuántica, unos
cuarenta años, experto en artes marciales, tableta de
chocolate obligatoria, entrenamiento diario, yogui y
buenísima persona. Pero como de eso no hay paso del tema y
me quedo como estoy.
Pero sin triquini. Y sin “culo brasileño”.
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