Aquí se acoge a todo el que ha
querido venir, pero ha habido momentos en los que las
avalanchas incontroladas podrían poner en riesgo la propia
estabilidad y la situación de la ciudad, si es que desde los
distintos organismos de dentro y, muy especialmente, del
país vecino no ponían algún medio para que estos 18
kilómetros cuadrados no fueran invadidos.
A mí no me sorprende que, a pesar de lo poco extensa que es
nuestra Ciudad Autónoma, Ceuta sea la segunda autonomía con
mayor números de peticiones de asilo, por detrás únicamente
de Madrid, que tampoco es una Comunidad Autonómica muy
extensa, comparada con casi todas las demás.
En el pasado año, esto es en el 2009, por encima de 300
inmigrantes, aquí en Ceuta, solicitaron refugio, en tanto
que en Madrid, la primera en este sentido, la cifra de estas
solicitudes superó con creces el millar, esto es,
solicitaron asilo en un número de 1313.
Hay una serie de datos oficiales, datos en los que no creo
demasiado, que nos dicen que el pasado año en torno a 3000
personas habían solicitado protección internacional en toda
España, lo que nos da una cifra de un 33,6% menos de los que
lo habían solicitado el año anterior, en el 2008.
Si nos atenemos a esas cifras que, ya digo, no me creo
mucho, las peticiones hechas desde Ceuta representarían un
12% del conjunto nacional, algo que es para pensar muy bien
lo que indican estos números para la población ceutí.
Y hemos dicho que de 2008 a 2009 había descenso de
refugiados que pedían asilo, cosa que se explica
especialmente por un endurecimiento paulatino de las leyes
que regulan la inmigración.
Es esta la situación porque, tras la entrada en vigor de la
nueva Ley de Asilo, los traslados de las solicitudes de
asilo admitidos a trámite, desde el CETI de Ceuta a los
centros de península, especialmente, se han ido ralentizando
hasta tal punto que dejaron de producirse el pasado día 22
de diciembre.
Algo positivo, desde mi perspectiva, que a la larga irá
frenando más las llegadas de los incontrolados.
A todo lo dicho, hay que añadir que, desde finales de enero,
de este mismo año, la policía encargada del control de
documentación, en nuestro puerto, empezó a denegar a los
solicitantes de asilo el acceso a cualquiera de los barcos,
con dirección a la península.
Todos estos cambios en la situación hay que interpretarlos
como la aplicación, sin paliativos, del Acuerdo de Schengen
que obliga a ejercer un riguroso control de documentación
para el traslado a la península del conjunto de las personas
extranjeras.
A todo esto, la Comisión Española de Ayuda al Refugiado
denuncia que a todos estos hechos se han añadido otros como
el que desde el pasado 16 de febrero un conjunto de
residentes en los CETI de Ceuta y Melilla, convocado a una
entrevista por la OAR en Madrid, vio como sus citas eran
anuladas o paralizadas sin motivación expresa alguna.
Lo que no podemos dejar de lado es que una política de
cierre o controles de la fronteras puede evitar esas
llegadas masivas, por reclamos de los que ya están en estas
zonas, que son “generosamente” acogidos desde fuera, por
parte de ciertos grupos de una progresía de nuevo cuño, pero
que no son tan cómodos para quienes los tienen que soportar.
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