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OPINIÓN - MARTES, 29 DE JUNIO DE 2010

 

OPINIÓN / EL OASIS

Un ideal llamado fútbol
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Uno tiende a pensar que entre los muchos españoles que se han desplazado a Sudáfrica, convencidos de que la selección española terminará ganando el Mundial, debe haber bastantes personas que estén siendo víctimas de la crisis económica. Incluso no tengo el menor empacho en asegurar que los habrá que formen parte de la enorme cantidad de parados que se nos da a conocer sin solución de continuidad.

Así que cuando las cámaras de televisión se recrean exhibiendo, cada vez que le toca jugar a nuestra selección, a tantos españoles que pasean su alegría por esa parte del continente africano, gritando ¡España, España, España...!, me siento poseído por la siguiente duda: ¿será la crisis económica una mentira tan grande como la que nos contaron sobre la Gripe A?

Inmediatamente, me exijo sentido común para no aventurar cosas que puedan herir la susceptibilidad de tantísimas criaturas que han perdido sus empleos, se han visto despojadas de sus viviendas y están viviendo de la caridad pública. Aunque confieso que mi magín no cesa de darle vueltas al asunto.

Veamos. Descartados que no puedan ser ricos todos los aficionados españoles que han acudido a Sudáfrica, también me cabe desechar que tampoco disfrutarán todos de un empleo estable al cual no le haya afectado la crisis. Y sólo me queda convencerme de que muchos de ellos se están gastando parte de los ahorros o todos los ahorros acumulados durante cierto tiempo.

Con lo cual, y aunque estén en su perfecto derecho, demuestran que hacen oídos sordos a cuanto nos vienen diciendo los medios de comunicación acerca de que la peor crisis está por venir. De lo contrario, me cuesta mucho trabajo asumir que se hallen disfrutando de un acontecimiento deportivo a cambio de pasarlas canutas cuando vuelvan a la realidad diaria.

La vuelta a la realidad diaria de los aficionados será, yéndole muy bien a España, en la primera quincena de julio. En pleno verano. Cuando el calor, el andar al sol, los problemas laborales y familiares sean portadores de la cólera y la irritación. Y seguramente el viaje a Sudáfrica será motivo de muchas rupturas familiares.

De muchas discusiones en las que primarán, por encima de todo, las palabras culpables contra quienes, habiendo convertido el fútbol en un ideal. Y hechos a la idea de que la selección española convertirá ese ideal en el mayor triunfo de su historia, decidieron olvidarse de sus problemas económicos inmediatos y se fueron a Sudáfrica con tanto o más ardor con que los españoles se alistaban en los tercios de Flandes o partían para las recién descubiertas tierras americanas.

Un ardor tan inextinguible, una pasión desenfrenada, como la que cualquier español de provincias pone en su ida al Bernabéu o al Nou Camp. Con el fin de contarles a sus vecinos, a sus amigos y a todo quisque que se encarte, que estuvo en el estadio del equipo de sus amores y que hasta consiguió fotografiarse con ciertos jugadores relevantes.

En fin, ojalá que todas esas personas que, olvidándose de la crisis económica, se fueron a tierras extrañas, sean testigos del mayor triunfo de la selección española. De no ser así, me temo que todas ellas formarán parte, desgraciadamente, de esa huelga laboral anunciada para septiembre. Y hasta se pondrán iracunda.
 

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