Tras muchos años entre bambalinas, siempre cerca de Mustafa
Mizzian, con el que hace veinte años puso en pie el PDSC,
Lahsen Maimon ha decidido dar la cara y atreverse a colocar
las primeras piedras de un nuevo proyecto político llamado
‘Progreso Social de Ceuta’, una formación que nace con la
vocación de no ser “personalista”. “El candidato va a ser el
proyecto y el partido”, dice sobre una idea que está “en la
última fase” de registro oficial y que nace “para dar
respuestas diferentes”.
‘Progreso Social de Ceuta’. Ese es el nombre del partido que
Lahsen Maimon, cofundador del PDSC, impulsa ahora “junto a
otras personas con experiencia política y a un grupo de
noveles en este mundo con conocimiento intelectual y
político que desean aportar” para, desde “el centro
localista” y “con una ideología equilibrada”, dar
“respuestas diferentes a las de otros partidos para intentar
resolver la problemática de esta ciudad”. Una “idea maestra”
alimenta este proyecto político: “Seguir luchando por el
pueblo de Ceuta contra las desigualdades en pro de la
justicia y la equidad social, nacional y mundial”.
La formación se presenta a la ciudadanía en un momento
complicado, en plena crisis económica y con la credibilidad
de los políticos por los suelos pero Maimon es optimista.
“La actividad política es inexcusable porque hace miles de
años el reparto de la comida en el clan ya podía
considerarse como tal”, argumenta.
“La política”, contrapone, “se ha ocupado de nosotros y
ahora es un buen momento para ocuparnos de ella, para dar
respuestas contundentes a peticiones justas y legítimas,
para acabar con ese cierto monopolio que, a nivel local, ha
establecido el PP desde la mayoría absoluta, para que deje
de haber uno que gobierna y el resto que le miran”.
Filósofo político, Maimon dice que la gestación de este
proyecto pretende “ofrecer una terapia social para los
ceutíes decepcionados políticamente”. “El partido”, desgrana
diferencias con quienes serán sus adversarios, “no va a ser
personalista; el candidato debe ser el proyecto y el
partido, en el que sobresaldrán los válidos con un criterio:
huir de la discordia, que daña y lleva a todos los partidos
al declive”.
“Queremos tapar un hueco, dar una respuesta diferente a los
otros partidos, pero no nacemos contra nadie”, afirma justo
antes de rechazar que lo suyo sea un instrumento de otros
para restar votos a UDCE, de rechazar el epíteto ‘de corte
musulmán’ y de presentar “el desempleo y las carencias
educativas” como dos de sus ejes prioritarios de actuación y
reflexión.
No quiere hablar mal de nadie pero si se le pide que
explique, puesto que describe a ‘Progreso Social de Ceuta’
como un partido “socializador y socializante”, por qué no se
ha acercado al PSOE dice que su apuesta “coincide en parte
de la ideología socialista pero no en todo o al menos no
sólo con ella”.
“Dos sociedades en una”
Del PDSC, al que estuvo ligado durante años, recuerda que el
partido se aletargó durante meses “para pensar” y que se
creó en un momento “que no es el mismo que vivimos ahora”.
Sobre UDCE también le ve un tanto descontextualizado: “Ha
lucha y sigue luchando por sus ideas pero este es otro
tiempo y la revisión, en política, es una conciencia
necesaria para que los partidos mantengan su ética, su moral
y sus fines”.
Sus reflexiones se extienden al PP con más claridad: “Ha
tenido la oportunidad de utilizar bien los caudales de
dinero que han llegado de Madrid y Bruselas y no lo ha
hecho, ha alimentado la creación de dos sociedades en una
distribuyendo esos fondos como un regalo cuando en realidad
son un derecho de todos”, lamenta.
El partido, que está “a punto” de cumplimentar los trámites
administrativos de registro ante la Delegación de Gobierno
preceptivos, se da de aquí a las elecciones para ver cómo
responden los ceutíes: “Cuando llegue el momento”, aventura,
“veremos si estamos preparados y nuestras bases quieren que
entremos en esa batalla para estar en la Asamblea porque el
juego político democrático es serio”.
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