La noche de San Juan podría haber
concluido en tragedia si no hubiese sido por el arrojo y la
valentía de dos agentes del Cuerpo Nacional de Policía que,
sin pensar en su propia seguridad y poniendo en riesgo sus
propias vidas, completaron una acción humanitaria que
redundó en el hecho de que un bañista ceutí de 46 años
accidentado en la madrugada de ayer no pereciera ahogado.
Digno de mención pues esta acción que resalta, sin duda, la
filosofía de la Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, y
en concreto su especial dedicación de proteger a los
ciudadanos. Unidos a la, segura, reiteración de
felicitaciones que recibirán los agentes, nosotros damos
testimonio de un reconocimiento ganado a pulso, como ejemplo
de su vocación de servicio.
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